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El embajador español en Chile intercede por un detenido tras el atentado contra Pinochet

Antonio Caño

El embajador de España en Chile, Miguel Solano, ha intervenido ante el Gobierno del general Augusto Pinochet a favor de la libertad para el dirigente socialista Ricardo Lagos, detenido junto a otros dirigentes políticos el pasado día 8 tras el atentado contra el presidente chileno y la imposición del estado de sitio en todo el país. Desde su regreso la semana pasada a Santiago, tras ser llamado a consultas por el Gobierno español en relación con el caso del espionaje a la Embajada Miguel Solano se ha entrevistado para solicitar la libertad de Lagos con los ministros del Interior, Ricardo García, y de Relaciones Exteriores, Jaime del Valle, dos de las llamadas palomas de la dictadura chilena.

Ricardo Lagos se encuentra actualmente preso en unas dependencias de carabineros a la espera de que el Gobierno chileno haga firme la acusación contra él. De confirmarse una acusación de incitación a la violencia y el terrorismo, Lagos podría ser condenado hasta a 10 años de cárcel, aunque, en ese caso, el Gobierno optaría probablemente por expulsarle del país.En la misma situación que Ricardo Lagos se encuentran otros 12 dirigentes políticos chilenos, entre ellos Germán Correa, secretario general del Movimiento Democrático Popular y dirigente de la facción del Partido Socialista Chileno que sigue a Clodomiro Almeyda y que está asociada políticamente con el Partido Comunista.

Lagos, que fue presidente de la Alianza Democrática, es miembro del sector del socialismo chileno que trabaja en esta misma coalición junto a la democracia cristiana y otros partidos del centro y la izquierda moderada. Se trata de la tendencia socialista más próxima a la del PSOE.

La intervención del embajador en favor de Lagos es representativa de la política de contactos con la oposición que mantiene la Embajada de España en Chile. Mientras que los partidos de la Alianza Democrática tienen comunicación ágil y permanente con el embajador, este mismo afirma que el partido comunista y sus aliados del MDP no mantienen ningún diálogo con la representación diplomática española en Santiago, excepto el que se ha producido de forma puramente circunstancial.

Las relaciones son particularmente estrechas con el Partido Socialista de la Alianza Democrática, que ahora encabeza Ricardo Núñez, uno de cuyos dirigentes, Eric Schnacke, es en Madrid un alto funcionario del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI).

Una de las facetas importantes de esas relaciones, según observadores locales, es la labor de España en favor de la unidad del socialismo chileno, dividido actualmente en media docena de grupos a los que, por separado, no se atribuye ninguna posibilidad en un futuro democrático en este país. En este sentido, fuentes del partido socialista (AD) creen que la actitud de España es "importante". Por el contrario, un dirigente del partido socialista del MDP estima que España "pierde influencia y capacidad de intervenir al decantarse tan claramente en favor del PS que dirige Núñez".

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La Embajada española se ha interesado también recientemente por un joven detenido por supuesta vinculación con el grupo armado Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Los representantes españoles han hecho "una gestión telefónica" para informarse sobre su situación por tratarse de un hijo de madre española. El detenido es primo de un alto funcionario del Ministerio español de Agricultura.

La actividad de la Embajada española -a la que medios periodísticos chilenos consideran entre las cinco mejores informadas de Santiago- despierta un malestar especial entre las autoridades chilenas. Hace poco tiempo, el general Augusto Pinochet se enorgullecía ante un grupo de embajadores de que sus apellidos no fueran españoles, ni siquiera el segundo, Ugarte, que él cree de origen vasco-francés.

Tal vez el golpe de gracia a unas relaciones muy deterioradas fue la manifestación del pasado domingo 14 en Madrid contra la dictadura chilena, a la que asistió el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Solano reconoce que su capacidad de diálogo "se ha limitado notablemente". Después de esa marcha, el embajador español, así como sus homólogos del resto de países de la Comunidad Europea, no asistió el pasado viernes a la parada militar presidida por Pinochet en homenaje a las glorias de las fuerzas armadas.

En el campo comercial, sin embargo, se ha mantenido siempre el contacto, y el Ejército chileno dispone hoy de 5.000 camiones Pegaso, que el embajador asegura que son producto de un contrato firmado durante el derrocado Gobierno de Salvador Allende. El peor momento de las relaciones se vivió el pasado mes de agosto, al descubrirse que la Embajada española estaba siendo espiada por los servicios de información militar. En un meticuloso trabajo de artesanía, los espías eran capaces de leer los informes que los funcionarios españoles dejaban en la papelera. Así pudieron enterarse, por ejemplo, de que el embajador aconsejaba al ministro de Asuntos Exteriores español, Francisco Fernández Ordóñez, que se siguiesen con mucha atención los pasos de uno de los miembros de la junta militar, el jefe de carabineros, general Stange, de quien se decía en el informe que estaba pasando un mal momento con el general Pinochet.

El objetivo de los espías era, según fuentes de la Embajada, pedir asilo en Estados Unidos, y para eso habían acudido a la representación diplomática norteamericana con la oferta de vender importantes secretos. Como muestra del nivel de su información, los espías habían presentado los documentos robados a la Embajada de España. [El cuerpo diplomático acreditado en Santiago pidió ayer formalmente al nuncio, Angelo Sodano, que proteste ante el Gobierno militar por la violación de un automóvil de un diplomático holandés, del que la policía extrajo violentamente a cuatro jóvenes universitarios por sospechar que estaban implicados en el atentado contra Pinochet. La escena pudo ser contemplada en televisión por todos los chilenos, informa Efe.]

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