Profesores suplentes

Desde mi condición de profesor universitario en excedencia y mi currículo personal con tres licenciaturas que acaso avalen cierta ecuanimidad, permítame romper una lanza desde su tribuna en favor de un amplio colectivo infelizmente llamado suplentes, que imparte la enseñanza de la asignatura de religión en la enseñanza general básica.Me consta que la enseñanza de la religión es tema que incita a la controversia en este país, en ocasiones de forma poco racional. No pretendo entrar en dicha controversia. Deseo simplemente indicar que, mientras exista como tal asignatura en los planes de enseñanza, debe recibir un trato digno por parte del Ministerio de Educación y Ciencia, y del señor Maravall más en concreto.

Creo que los señores Maravall y Arango no están defendiendo posturas edificantes en el asunto que me ocupa.

¡No es de recibo que un profesor de religión -no pocos de ellos con una o varias licenciaturas en su haber- perciba 400 pesetas por hora de clase impartida! Eso es una miseria, en román paladino.

Resulta mezquino constatar qué en medio de ese carrusel de partidas y presupuestos, un profesor de religión deba esperar hasta octubre para recibir la pírrica cantidad correspondiente al trimestre abril-junio del ya finalizado curso 1985-1986. El trato discriminatorio que en no pocos colegios nacionales (consejos escolares, claustros de profesores, etcétera) experimentan los profesores de religión, contraviniendo la pertinente normativa, parece una maquinación del señor ministro.-