Reagan pide a Brasil que abra sus mercados al libre comercio
Ronald Reagan ha advertido a Brasil, aprovechando la visita oficial a Washington del presidente José Sarney, que si quiere ser aceptado como una potencia regional debe abrir sus mercados al libre comercio, siguiendo las reglas de los países industrializados. A pesar de algunas diferencias se ha mantenido el entendimiento político entre los dos países. Han chocado recientemente por problemas comerciales. Brasil busca la ayuda de Estados Unidos para reestructurar su deuda externa, de 105.000 millones de dólares (13,6 billones de pesetas), la mayor del mundo.
Sarney no ha traducido de momento el peso económico de Brasil en influencia política en el continente. No ha aprovechado su viaje a Estados Unidos para tocar el tema de Nicaragua ni ha demostrado especial interés por la situación de Chile. Los temas de política exterior han estado ausentes de la visita.Sin embargo, Sarney, a quien se le compara aquí con el que fuera presidente de EE UU Harry S. Truman porque también llegó a la presidencia accidentalmente, por la muerte de su antecesor, ha criticado a Estados Unidos en un artículo publicado el día de su llegada en la revista Foreign Affairs. Para Sarney, el antiamericanismo en Latinoamérica se debe a que Washington siempre ha antepuesto los problemas de seguridad al desarrollo económico, ofreciendo únicamente soluciones militares. También critica a Estados Unidos por dar un tratamiento de tercera clase al continente.
La tensión económica entre los dos países se deriva del hecho de que Brasil, el primer socio comercial de este país, tuvo el pasado año un superávit de 5.000 millones de dólares con Estados Unidos (12.000 millones de dólares en los últimos tres años). Reagan fue muy franco al recibir a Sarney, el primer presidente democrático brasileño que visita oficialmente Estados Unidos tras 21 años de dictadura militar.
"El comercio debe ser libre y justo, y la lucha por el libre comercio debe comenzar en casa. Ninguna nación puede esperar continuar exportando libremente hacia otros países si sus propios mercados internos se cierran a la competencia extranjera", advirtió Reagan. Con un déficit comercial estadounidense de 18.000 millones de dólares el pasado mes de julio y un creciente sentimiento proteccionista en el Congreso, Reagan no tiene excesivo margen de maniobra para actuar de otra forma. Sin embargo, el presidente ha vetado en los últimos meses medidas proteccionistas contra los textiles y el calzado brasileños.
La Administración de Reagan está estudiando posibles medidas de represalia contra Brasil por la negativa de este país a abrir su mercado de componentes para ordenadores.
El presidente, antes de la visita, había planteado un ultimátum que vence el próximo martes, pero se cree que los dos Gobiernos han encontrado una solución. Sarney no ha querido convertir el viaje en una discusión de temas comerciales y se ha presentado en Washington como el líder de una potencia regional, que es ya la octava economía del mundo occidental, que ha realizado un milagro económico, reduciendo la inflación a casi cero desde más de un 200%, y que en 1985 consiguió un crecimiento superior al 8%.
Sarney ha expresado aquí la necesidad de consolidar la democracia en Brasil -la Constitución está siendo elaborada por una asamblea constituyente- mediante la continuación del despegue económico. Para Brasilia, el superávit comercial con Estados Unidos favorece a este país, porque Washington, y sobre todo la banca norte americana, debe tener interés en que el país siga creciendo y pueda seguir haciendo frente al pago de sus 105.000 millones de dólares de deuda externa, la mayor del mundo. Los bancos estadounidenses tienen comprometida una tercer parte de esa deuda.
El boom económico brasileño ha hecho que este año las importaciones de Estados Unidos estén creciendo un 10%. "Compraríamos más si pudiéramos aliviar el pago de la deuda. Ésta es la clave. Necesitamos recursos para continuar creciendo", ha explicado Sarney.
Recientemente, Brasil ha construido reestructurar con los bancos comerciales el pago de: 31.000 millones. En sus entrevistas con el secretario norteamericano del tesoro, James Naker, y con los dirigentes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, Sarney ha presentado una estrategia a largo plazo para retrasar el pago de los restantes 72.000 millones de dólares. Ahora, Brasil dedica el 5% del producto nacional bruto a pagar la deuda. El presidente quiere reducir ese porcentaje a la mitad.
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