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Estados Unidos estudia suscribir la convención de Berna, que defiende los derechos de autor

Al congreso de la Asociación Literaria y Artística Internacional asisten representantes de 25 países

ENVIADO ESPECIALEstados Unidos estudia su ingreso en breve en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), suscribiendo los acuerdos de la Convención de Berna, según manifestó ayer en la capital suiza el presidente de la Asociación Literaria y Artística Internacional (ALAI), Georges Koumantos. La noticia fue hecha pública durante el 56º Congreso de la ALAI, que coincide con el primer centenario de la Convención de Berna. En el congreso participan unos 250 representantes de 25 países, que han centrado sus discusiones en la situación presente y las perspectivas de los derechos de autor en el mundo.

La función de la OMPI es la de salvaguardar la propiedad de los derechos de autor en cualquier país del mundo, garantizando las remuneraciones adecuadas e impidiendo su utilización al margen de la voluntad de los creadores. Es un tratado multilateral firmado el 9 de septiembre de 1886 en Berna -de ahí el nombre de Convención de Berna- por nueve Estados, entre ellos España, y que actualmente está suscrito por 76 naciones. Permanecen fuera, sin embargo, Estados Unidos, la Unión Soviética y China.

Estados Unidos no podía formar parte de la Convención de Berna hasta hace pocos años, dado que su legislación estaba en contradicción con las exigencias mínimas impuestas por el tratado. Entre otros, no reconocían el derecho a la propiedad intelectual de los herederos del autor hasta el mínimo que exige la ALAI -50 años después de su muerte-. Una reciente modificación de la ley estadounidense hace posible ahora la suscripción del convenio por Estados Unidos. Según manifestó ayer Koumantos, ha habido ya contactos al respecto y el ingreso podría producirse en breve.

Diversos miembros de la ALAI manifestaron ayer su optimismo ante un próximo ingreso de la República Popular China, cuyo Gobierno estudia una modificación de sus leyes de propiedad intelectual para adecuarse a las exigencias de la Convención de Berna. Según las mismas fuentes, la voluntad china de adecuarse a la normativa internacional más extendida podría acelerar también el ingreso de la Unión Soviética, único país europeo, junto a Albania y Andorra, que no forma parte de la OMPI, aunque la Unión Soviética, a diferencia de Estados Unidos, sí ha firmado la Convención Internacional de Derechos de Autores (1952), auspiciada por la Unesco cuya protección a la propiedad intelectual es menor que la que otorga la Convención de Berna.

El 56º Congreso de la ALAI fue ayer invitado extraordinario del Gobierno suizo. El palacio federal en Berna fue el escenario elegido para una sesión solemne en la que se conmemoró el centenario del Convenio de Berna. En el acto intervino el presidente de la Confederación Helvética, Alphons Egli, el director general de la OMPI, Arpad Bogsch y Georges Koumantas.

'Espíritu y dinero'

Posteriormente fue inaugurada una exposición, titulada Geist und Geld (que podría traducirse como Espíritu y dinero), sobre la propiedad intelectual, así como una escultura dedicada a Conmemorar el centenario de la Convención de Berna. El título de la exposición es el mismo, aunque invertido, de una novela de Jeremías Gotthelf y ha sido adoptado para ilustrar la finalidad de la Convención de Berna: asegurar las creaciones del espíritu a los autores, al tiempo que la protección financiera. En una primera parte la exposición ofrece una serie de documentos originales relativos a los orígenes de la convención. La segunda parte ofrece una muestra de materiales relacionados con los problemas vinculados a los derechos de autor, a partir de ejemplos más o menos célebres de los diferentes ámbitos artísticos. Pueden verse obras originales y falsas, reproducciones legales e ilegales. La tercera parte está dedicada a los organismos nacionales e internacionales que se han preocupado a lo largo del tiempo por la protección de las obras literarias y artísticas.Ya dentro del congreso, uno de los temas centrales ha sido la preocupación por el hecho de que las nuevas formas de tecnología favorezcan la reproducción de material intelectual sin conocimiento del autor y sin la remuneración correspondiente. Los congresistas consideran que debe tenderse a la creación de sociedades de gestión que autoricen, cuando proceda, la reproducción y el consumo de las obras de creación, oponiéndose a una tesis extendida que sostiene que la reproducción de obras de arte -por ejemplo, música para las emisoras de radio- debe estar siempre permitida y únicamente es exigible su pago posterior. Para los miembros de la ALAI, esta situa ción vulneraría gravemente los derechos de los autores a autorizar la reproducción de sus obras.

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