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RELIGIÓN

600 personas asisten al acto de apertura del VI Congreso de Teología

Seiscientas personas participaron en el acto de apertura del VI Congreso de Teología, promovido por sectores progresistas del catolicismo español, que fue inaugurado ayer en Madrid. El catedrático y escritor José María Valverde distinguió, en la primera ponencia de este congreso, sobre el tema ¿Qué es el pueblo?, dos sentidos que pueden atribuirse a la expresión pueblo de Dios: uno, concebido como humanidad amada por Dios, otro, concebido como misión (Iglesia jerárquica), que suele mostrarse reacio a llevar la noticia de la redención. Valverde dijo que la más alta cúpula oficial de la Iglesia se aferra desde hace tiempo a la alianza con el capitalismo, es decir, el poder y el dinero.

El congreso, que se celebra en el teatro-auditorio de la Casa de Campo de Madrid hasta el próximo domingo, tiene el lema Iglesia y pueblo, y cuenta con la participación de algunos de los sectores de la teología más progresista, incluida la llamada teología de la liberación. La mayor parte de los asistentes pertenece a comunidades de base de Madrid y de otros puntos de España: También asisten sacerdotes y religiosas (aunque ayer sólo se vieron tres religiosas con hábito).Se espera con gran interés, según se pudo percibir entre los asistentes a la sesión de apertura, la participación, el próximo sábado, entre otros, del teólogo suizo Hans Küng, apartado de su cátedra de Teología de la universidad de Tubinga, y del ministro de Educación de Nicaragua, Fernando Cardenal, quien llegó ayer a Madrid, pero, no asistió a la apertura del congreso.

José María Valverde, primer ponente del congreso, catedrático de Estética, poeta, traductor al castellano del Nuevo Testamento directamente del griego y también del libro Ulises, de James Joyce, y autor de una historia de la literatura universal, fue presentado por el teólogo y profesor jubilado de la Universidad Gregoriana de Roma José María Díez Alegría, miembro fundador de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, entidad que organiza esta reunión. Presidió la mesa el teólogo Casiano Floristán.

Díez Alegría explicó que Iglesia y pueblo, bases conceptuales elegidas para debate en el congreso, son dos términos problemáticos que muchas veces no son concurrentes. Criticó el abuso jerárquico en la Iglesia, y señaló que el autoritarismo piramidal desvirtúa a la Iglesia como pueblo.

José María Valverde no fue menos explícito en su crítica histórica y actual a la Iglesia-Jerarquía, a la que llamó pueblo-misión. "La iglesia oficial", dijo, "es tenazmente conservadora en sus alianzas mundanas, y estas alianzas se hacen con el capitalismo y con el poder. Existe ahora una corriente que parece que quiere admitir la teología de la liberación, pero con tal de que a los pobres no se les permita romper con el capitalismo".

El ponente puso el ejemplo de Nicaragua para explicar las claves que pueden ayudar a entender esta situación, que, según él, es un caso sangrante: "En su revolución popular por emanciparse de su tradicional servidumbre explotada, hay una gran masa de creyentes -pueblo y clero- que tomaron parte en el nuevo camino sin pretender eclesializarlo ni confesionalizarlo, sino en tranquila colaboración con los no cristianos animados de la misma hambre y sed de justicia. Y la jerarquía, no sólo la local, puesto que desde lo más alto ha venido el refrendo cardenalicio, se ha opuesto de lleno al sentir del pueblo, llegando a pedir a la gran potencia extranjera tradicionalmente dominante que dé más y más armas y dinero a las bandas que matan a ese pueblo".

"¿Podríamos imaginar hoy a Jesucristo", añadió Valverde, "yendo a proclamar las bienaventuranzas en un vehículo blindado y protegido por la guardia imperial? ¿Y se disolverían los restos de riqueza y los agujeros bancarios que atenazan a la alta Iglesia?".

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