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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El equívoco de la desnuclearización

LAS MANIFESTACIONES que han tenido lugar en el puerto japonés de Sasebo contra la visita del acorazado norteamericano New Jersey otorgan nueva actualidad al conflicto surgido entre EE UU y Nueva Zelanda que desembocó en una ruptura del tratado ANZUS, que asociaba a ambos países y a Australia.Los hechos de Nueva Zelanda y de Japón son en sí muy diferentes, pero tienen una raíz común: el problema que entraña la visita de navíos de guerra estadounidenses con armas nucleares a puertos de países que han afirmado su voluntad de ser territorios desnuclearizados, y cuyos Gobiernos están obligados a asegurar con su política ese estatuto de desnuclearización. En el caso de Nueva Zelanda, el Gobierno laborista de David Lange, fiel al mandato recibido de las urnas, ha rechazado la entrada en sus puertos a barcos portadores de armas nucleares. La negativa rotunda de las autoridades norteamericanas a decir si tal o cual de sus navíos lleva o no armas de ese género ha llevado al cese de las visitas de navíos de EE UU a puertos neozelandeses.

Después de negociaciones sin resultado, EE UU ha adoptado una actitud de ruptura, expulsando de hecho a Nueva Zelanda del tratado ANZUS.

En el caso de Japón, ante las manifestaciones de Sasebo y la inquietud de la opinión pública en todo el país, el Gobierno ha tenido que hacer una declaración ante el Parlamento; el secretario del Gabinete, Masahuru Gotoda, afirmó que, en opinión del Gobierno nipón, el New Jersey no lleva armas nucleares, ya que en caso contrario Washington tendría que haber consultado previamente con Tokio. En efecto, el tratado de defensa norteamericano-japonés estipula esa consulta previa en el caso de introducción de armas nucleares.

Estos hechos ocurridos en lejanas tierras tienen una importancia particular para los ciudadanos españoles. Es sabido que nuestros puertos son visitados con relativa frecuencia, por navíos de guerra norteamericanos, y no existe ningún indicio de que EE UU haya garantizado que dichos barcos no son portadores de armas nucleares. Al contrario, el criterio que aplican los norteamericanos es de orden general, y, sobre todo con motivo del caso neozelandés, lo han proclamado a todos los vientos.

Por otro lado, es de sentidó común que no se puede establecer una barrera -en cuanto a los riesgos que ello entraña- entre tener armas nucleares en tierra firme y tenerlas en los puertos. Por tanto, no es serio hablar de un país desnuclearizado si ese país tiene en sus puertos navíos con armas nucleares, navíos que pueden hacer visitas más o menos frecuentes.

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