¿Hay que negociar con ETA?

LE MONDEA veces resulta realmente difícil contentar a Dios y al césar al sur de los Pirineos. Una vez más, Francia está a punto de pasar por esta experiencia amarga. (.. .) Mientras que todos los partidos políticos de la capital aplauden el endurecimiento de la postura de París con respecto a ETA y sus seguidores y simpatizantes, en el País Vasco español, por el contrario, incluso los nacionalistas moderados protestan ante tal actitud. ( ... )De nuevo Francia se ve envuelta en un debate que la sobrepasa y que, de hecho, es específicamente español o, más exactamente, vasco español. Tras la polémica con respecto a la nueva actitud francesa, las fuerzas políticas de Bilbao dirimen sus propias discrepancias: ¿Existe una solución puramente policial para el problema vasco? ¿Hay que negociar o no con ETA? El estatuto de autonomía de que disfruta esta región española, ¿es suficiente para aislar socialmente al nacionalismo más radical? Tales son de hecho los verdaderos términos del debate, debate que no ha dejado de dividir al País Vasco desde hace ya diez años. ( ... )

A nadie puede extrañar que en los medios de simpatizantes de ETA se abomine de la nueva política francesa. ( ... ) Y tampoco puede sorprender que en estos mismos medios se piense que París y Madrid no acabarán por este camino con ETA. Los dirigentes de la coalición Herri Batasuna, cuyo número de votantes se ha incrementado en un 10% en las últimas elecciones legislativas, están persuadidos de ello. ( ... )

Pero lo que los socialistas de Madrid no habían previsto era que el Partido Nacionalista Vasco (PNV), mayoritario en la región, y el Gobierno autónomo de Vitoría marcasen claramente las distancias con respecto a la solución del problema de ETA. José Antonio Ardanza, presidente del Gobierno vasco, ha expresado públicamente su escepticismo con respecto a la vía puramente represiva, al tiempo que ha hecho público un comunicado en el que se afirma su intención de no excluir nunca la vía del diálogo y la negociación.

La negociación con ETA es la manzana de la discordia. El PNV reclama tal negociación con una insistencia renovada tras las pasadas elecciones legislativas, en las que los más radicales han ganado terreno a costa de los moderados en el seno de la gran familia nacionalista. Además, la crisis interna del partido, con un sector crítico de tendencias antisocialistas, no puede sino incitar a la dirección del PNV a mantener públicamente sus distancias con respecto a Madrid. ( ... )

Pero el avance electoral de Herri Batasuna y la contestación de los críticos del partido no bastan sin duda para explicar los llamamientos insistentes del PNV, si no a una negociación, sí cuando menos a un diálogo con los partidarios de la lucha armada. La ocasión se considera como propicia: en Bilbao son muchos los que piensan, incluso entre sus simpatizantes, que existe un cansancio en el seno de ETA y que muchos de sus dirigentes se plantean cada vez más frecuentemente la necesidad de escapar de un callejón sin salida y poner fin a la interminable y absurda sucesión de asesinatos.

11 de agosto