La política antinuclear de Lange provoca la ruptura entre Estados Unidos y Nueva Zelanda
EE UU suspendió el lunes sus garantías defensivas hacía Nueva Zelanda -a las que está comprometido en el marco de la alianza defensiva ANZUS.- con el pleno apoyo de Australia, tercer miembro del pacto, que, sin embargo, mantiene sus lazos militares con su vecino del Pacífico sur. Con ello, Nueva Zelanda queda formalmente excluida del ANZUS tras una disputa con EE UU, que comenzó en febrero de 1985, cuando el primer ministro neozelandés, David Lange, se opuso a que fondearan en sus puertos los barcos de guerra estadounidenses que se negaran a revelar si llevaban armamento nuclear.
Un comunicado conjunto de Australia y EE UU, emitido tras dos días de conversaciones en San Francisco entre los secretarios de Estado y Defensa, George Shultz y Caspar Weinberger, por parte estadounidense, y sus homónimos Bill Hayden y Kim Beazly, por el lado australiano afirma que la política "imprevisible" de Nueva Zelanda es "dañina" para la defensa del Pacífico sur -y "reduce la capacidad individual y colectiva para resistir un ataque armado" del exterior. Asimismo se pide a Nueva Zelanda que cambie su política de oposición a las armas nucleares.En febrero de: 1985 el Gobierno laborista neozelandés, ganador de los comicios de julio de 1984, hizo efectiva una promesa electoral y negó permiso a un buque de guerra de EE UU para atracar en un puerto neozelandés, porque Washington se negó a decir si portaba armas nucleares. [El Pentágono se niega, sistemáticamente, por razones militares, a revelar si sus buques albergan o, no armamento nuclear]. A Partir de junio pasado, cuando Schultz y el primer ministro neozelandés, David Lange, en una reunión mantenida en Manila, confirmaron sus posiciones, enfrentadas sobre la cuestión, la retirada del paraguas de seguridad estadounidense era ya un hecho oficioso.
El primer ministro, David Lange, interrumpió ayer bruscamente su estancia en las islas Fiyi, donde asistía al Forum del Pacífico Sur -cuyos 13 países declararon en agosto del año pasado a su área zona desnuclearizada- porque, según un portavoz, "decidió que era mejor estar en Nueva Zelanda a la hora de hacer frente a la ira de EE UU".
Nueva Zelanda, ha mantenido siempre que el ambiguo pacto de ANZUS de 1951, no le ofrecía ninguna garantía de seguridad, sino tan sólo una promesa de consultas en caso de una amenaza. de ataque. "El Gobierno afrontaba una alternativa clara", declaró Lange, "y ha mantenido su determinación. de cumplir su promesa electoral y responder a los deseos de la mayoría de los neozelandeses, de excluir las armas nucleares de Nueva Zelanda".
El primer ministro lamentó que EE UU interpretara que el funcionamiento del pacto suponía la obligación. de Nueva Zelanda de admitir en sus puertos buques con armamento nuclear, y aseguró que su país estaba dispuesto a contribuir plenamente al ANZUS con medios militares convencionales. "En esto consiste", explicó Lange, Ia contribución de Nueva Zelanda a la seguridad occidental, y no en recibir barcos de guerra". "Quizá algún día los norteamericanos se den cuenta de ello", dijo. Aseguró que la decisión de Washington "no cambia nada" y que el proyecto de ley pendiente en el Parlamento neozelandés, que incluye la declaración de Nueva Zelanda como zona desnuclearizada, saldrá adelante.
Por otro lado, funcionarios australianos reconocieron que el apoyo de su país a la posición norteamericana está relacionado con la inclusión en el comunicado del encuentro Shultz-Hayden de una referencia al problema creado por las ventas subvencionadas de trigo norteamericano a la Unión Soviética y China, que pueden costar a Australia 1.000 millones de dólares (unos 135.000 millones de pesetas) en exportaciones perdidas. Precisamente ayer, el presidente Ronald. Reagan defendió dicha decisión, en Springfield (Illinois) ante una audiencia de agricultores, y la Calificó de "justa y limpia" tanto para el agricultor nortearnericano como para los competidores comerciales.
Según fuentes australianas, George Shultz y Caspar Weinberger accedieron a que se incluyera en el comunicado final dela reunión el siguiente párrafo: "Las políticas proteccionistas, especialmente hacia la agricultiara, perjudican seriamente los intereses vitales [de Australia]", dice la declaración, "y disminuyen su capacidad para cooperar efectivamente con sus aliados amigos".
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