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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Réplica del director general de Tráfico

Quisiera que esta contestación tuviera el carácter de réplica y no simplemente de carta al director.Con profundo disgusto, aunque sin ninguna sorpresa, he leído el editorial que publica su diario del día 5 de los corrientes. El disgusto procede, evidentemente, de la falta de rigor, la desinformación y la absoluta carencia de objetividad con que se enjuician los resultados de la denominada operación salida, y con ninguna sorpresa porque desafortunadamente ésas son las características habituales con las que EL PAÍS viene abordando todo lo que se rcfiere al tráfico y a la seguridad vial. Utilizando una técnica de desinformación y de manipulación de la opinión más propia de estilos propagandísticos de otras épocas que de una publicación democrática, se mezclan los julcios con datos inexactos, insuficientes o tergiveirsados con oscuras insinuaciones, cuando no evidentes falsedades. Las cifras de muertos que se manejan para comparar con el año 1985 corresponden a períodos de tiempo no homogéneos. La realidad es que para idénticos períodos el número de muertos en 1986 es el, más bajo desde 1982. Y esta información ya la conoce ese diario, facilitada por esta dirección, que es la que oficialmente publica e interpreta estos datos.

Decir que la magnitud de la operación salida ha sorprendido a esta dirección general puede ser un error de interpretación de datos objetivos manejado por esta Dirección General de Tráfico, de que a la salida estricta de vacaciones se ha superpuesto el denso tráfico de un fin de semana con el saldo de problemas de tráfico ya conocido. Pero es que en todo caso los hechos pueden desbordar siempre cualquier previsión o cualquier programa, pero lo que nadie puede dejar de poner en duda es que por parte de la Dirección General de Tráfico no se había hecho el máximo esfuerzo de programación para adoptar las medidas necesarias en orden a conseguir las mayores seguridad y fluidez en el comienzo de los grandes desplazamientos de agosto. A tales efectos este organismo encargó un estudio sociológico a una de las principales empresas consultoras del país, estudio que, sobre la base de 3.400 encuestas realizadas, daba como resultado que el grueso de la operación salida se daría en las primeras horas del día 1 de agosto. Para evitar el que una excesiva concentración multiplicara los problemas, la Dirección General de Tráfico ha realizado un gigantesco esfuerzo informativo en colaboración con todos los medios de comunicación social -y justo es reconocer que EL PAÍS no ha sido ajeno a ello- para conseguir que la operación salida se diluyera y con ella el grueso de los problemas de fluidez o seguridad. El que corno consecuencia de ello un número importante de ciudadanos retrasara su salida no debe considerarse, por tanto, como imprevisión.

En cualquier caso lo más grave de su mencionado editorial es la frivolidad con la que pretende despachar, con unos pocos comentarios, cuál es la patología del tráfico en España y el porqué del importante tributo que en vidas humanas todos los años se cobra.

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Permítame únicamente unos cuantos datos para tratar de situar adecuadamente el tema:

1. Las carreteras "no se aderezan con parches"; existe, por el contrario, un plan coherente que, a medio plazo, debe hacer que España cuente con una red viaria propia de su entorno geopolítico.

2. El plan de "canje de vehículos usados" efectivamente no tiene el suficiente estímulo, y recordemos que EL PAÍS dedicó a este plan -cuando se encontraba eg fase embrionaria- un increíble editorial descalificador, sobre la base de considerar que podía haber ciudadanos de dos clases por el hecho de que se pudieran conceder créditos especialmente favora-

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bles para una operación que ahora sí resulta interesante a ese diario. En cualquier caso, y pese a la activa militancia en contra del plan por parte de algún sector, el mismo va saliendo adelante y estamos seguros de que a plazo inmediato cubrirá los objetivos marcados.

3. Estamos totalmente de acuerdo en que la plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil es absolutamente insuficiente y ello es objeto de una de las preocupaciones capitales de este director, que gestiona el incremento de aquélla en un 50%. Lo que no deja de ser una grata sorpresa es ver que en este punto, EL PAÍS deja de denostar contra la actividad policial, que es una de sus constantes. Una posible solución estaría en incrementar la plantilla de la agrupación a costa de la Guardia Civil que vigila establecimientos penitenciarios. Si al hablar de la densidad de vigilancia la palabra centesimal está utilizada científicamente, ¿habría que multiplicar por 100 el número de motoristas?

4. La Dirección General de Tráfico nunca ha producido spots para Televisión Española que tengan por finalidad el mejorar la imagen del organismo. Por el contrario, siempre se hacen campañas globales de educación vial y para sensibilizar a los usuarios ante los grandes y graves problemas que presenta el tráfico en la sociedad de nuestro tiempo. La Dirección General de Tráfico no sólo utiliza en sus campañas la televisión, sino, también, cuantos medios de comunicación, entre ellos ese diario, puedan colaborar en esa sensibilización de la opinión pública y a crear solidaridad.

Nosotros sí creemos que los medios de comunicación sirven para educar a la población.

5. También estamos de acuerdo en que lo más trágico del problema del tráfico es la falta de sensibilidad de la sociedad ante unos acontecimientos, que, aunque trágicos, son contemplados con un cierto fatalismo, pero a modificar esta conciencia social también pueden coadyuvar los medios, siempre que se acuerden de que el tráfico existe en alguna ocasión que no sea la acumulación de accidentes y víctimas con ocasión de los grandes desplazamientos. Recordemos a este respecto que las páginas de Educación de EL PAÍS han sido, hasta el momento, absolutamente insensibles a un tema de tanto interés como es la educación vial, máxime en unos momentos en los que la misma constituye uno de los núcleos de actividad más importantes de este organismo.

6. Como máximo responsable político de esta dirección estoy siempre dispuesto a aceptar todas las críticas a mi gestión, pero en ningún caso son tolerables las turbias insinuaciones -que son injurias para los funcionarios de la Dirección General de Tráfico- sobre "qué picaresca hay en las concesiones de permisos nuevos". Una prensa responsable, cuando tiene información sobre cualquier clase de corrupción en la Administración, tiene obligación de denunciarlo, pero me faltan adjetivos para calificar este sistema de tratar de sembrar la duda de los ciudadanos sobre la honestidad de las personas que realizan una función tan importante como los exámenes de conducción, función sobre la que, además, esta dirección general ha mantenido siempre el mayor rigor en su control, sancionando con total ejemplaridad cuantas -escasas desde luego- irregularidades se han podido producir.

Una última precisión: ya que al parecer se trata de remedar eslóganes o frases conocidas recordemos aquélla de que las opiniones se discuten y los datos se comprueban. Afirmar que España está a la cabeza de la Comunidad Económica Europea en cifras de accidentes mortales es -y no sé qué es más grave- una tremenda falta de documentación o una falsedad; en todo caso le adjunto un ejemplar del número 34 del Boletín Informativo de la Comisión Nacional de Seguridad Vial -que por cierto obrará sin duda en sus servicios de documentación, ya que se le remite regularmente, aunque me temo que su editorialista no se ha tomado la molestia de consultarlo-, en el que queda bien claro cuál es la posición de España en cuanto a accidentes de tráfico, y que no tiene nada que ver con el desafortunado comentario de su editorial.- .

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