Las sanciones son necesarias
THE NEW YORK TIMES
El Congreso norteamericano y la Commonwealth tienen que votar algunas sanciones contra Suráfrica para demostrar que el presidente Reagan y la primera ministra Thatcher han desvirtuado los valores e intereses occidentales en el terrible conflicto que afecta al país surafricano.Lo que es inmoral es el racismo de Pretoria, y no, como ellos sostienen, la lucha contra él. La mayoría negra, carente: de cualquier derecho político, debe, conseguir la presión exterior o bien empezar con la violencia, una violencia desesperada que inflamaría y dañaría a las sociedades civilizadas en todo el mundo.
Reagan y Thatcher no sólo han fallado en persuadir al Gobierno de Pretoria para que negocie con la población negra, sino que se oponen a las sanciones en unos términos que le han estimulado a rechazar las negociaciones. El estímulo solamente puede deshacerse con medidas que den un aliento directo a la mayoría negra y le aporten un motivo para resistir la acción revolucionaria. El asunto para el Congreso y la Commonwealth no es ya si adoptar sanciones, sino de qué tipo.
Idealmente deben escoger sanciones que sean lo bastante efectivas como para acabar con la resistencia de Pretoria, pero lo suficientemente limitadas como para retirarlas una vez sean efectivas. Podrían ligarse a demandas específicas tales como el fin del estado de emergencia, la liberación de los presos políticos y la proclamación de un calendario para negociar un final para el apartheid. (...)
Cuanto más dura sea la resistencia de Reagan y Thatcher mayor será la propia resistencia de Pretoria y la desesperación de la mayoría negra. Es tarde hoy para realizar cualquier esfuerzo que contenga la violencia en ambos lados.
En su ansiedad por evitar las sanciones, Reagan y Thatcher juzgaron equivocadamente el efecto de sus palabras. Sólo las sanciones que aguijoneen pueden ahora sostener a los negros que aún esperan un cambio pacífico.
4 de agosto
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