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EL TERCER GABINETE SOCIALISTA

"La reconversión industrial es un proceso permanente"

"El proceso de reconversión industrial es una toma de conciencia para el mundo empresarial. Ahora bien, no es posible hablar de una primera o segunda reconversión; en realidad, se trata de un proceso permanente para adaptarse a la situación del mercado". Luis Carlos Croissier se ha tomado unos instantes de respiro antes de comenzar a exponer sus primeras ideas sobre sus nuevas responsabilidades. Han pasado pocas horas desde que prestara promesa como nuevo ministro de Industria y Energía.No se puede decir que Luis Carlos Croissier llegue a Industria. Incluso, ni que vuelve a Industria. Y eso que los últimos tiempos le ligan invariablemente a este departamento. En el primer equipo de Carlos Solchaga desempeñó el cargo de subsecretario, pero ya en 1980 había sido subdirector general jefe de la Oficina Presupuestaria, representante del ministerio en el comité que elaboró el plan plurianual de inversiones públicas y en la comisión interministerial para racionalización y descentralización del gasto público.

"Mi vuelta a Industria es relativa, puesto que nunca me he ido", subraya Croissier. "Hay que tener en cuenta que el Instituto Nacional de Industria (INI) es una pieza fundamental en la política del departamento". El nuevo ministro de Industria y Energía ha desempeñado hasta ahora el cargo de presidente del instituto, al que llegó en octubre de 1984. Precisamente, uno de sus objetivos básicos en aquella etapa, al sustituir a Enrique Moya, fue intentar coordinar la estrategia de las empresas públicas con la política del ministerio.

En cualquier caso, Croissier confiesa que hay, dos factores nuevos, inexistentes en su paso anterior por Industria, y que son importantes a la hora de trazar las grandes 'líneas de actuación del ministerio en los próximos años. "En primer lugar, España ya pertenece a la Comunidad Europea y, en segundo lugar, cada vez es más necesario tener bien presente las implicaciones originadas en la industria por los precios de los productos energéticos".

El reto europeo

El ministro insiste en la pertenencia a la CE como uno de los factores que más influencia van a ejercer en el futuro sobre el sector industrial. "Ahora estamos dentro de la Comunidad Europea y debemos estar preparados para competir con los demás estados miembros, sin olvidar, además, todas las limitaciones y transformaciones que se imponen a la industria española por parte comunitaria".Pero, si la CE es el marco de referencia obligado en el que se va a desenvolver la industria española, las reglas de juego que permitan asegurar un mayor crecimiento económico van a estar condicionadas, según Croissier, por dos factores. "De una parte, la inversión extranjera, con la consiguiente instalación de multinacionales en nuestro país. De otra parte, la potenciación de la empresa mediana en determinados sectores estratégicos',.

Y Croissier deja entrever, por sus palabras, que quiere avanzar mucho más que su predecesor, Joan Majó, por la vía de las ayudas a las pequeñas y medianas empresas industriales. "No basta solamente con hablar de ayudas al capital-riesgo, aunque me parece evidente que la reforma bursátil, la creación de un segundo mercado para pymes y las nuevas formas de contratación de los mercados de valores favorecerán la posibilidad de captación de capital para bastantes iniciativas. No hay que olvidar los programas de fomento, que han dado un buen resultado en el sector de la moda, ni las máximas ayudas financieras para las empresas, algo básico para asegurar el desarrollo de nuestra economía y la competitividad exterior".

La empresa pública

En ese esquema trazado a vuela-pluma y cuando aún los efectos personales de Croissier permanecen en la sede del INI, en el madrileño casón de la plaza del Marqués de Salamanca, el ministro de Industria y Energía no duda en mantener en su papel a la empresa pública. El desembarco de Croissier en el instituto supuso un giro total en la línea seguida hasta ese momento. Cuando llegó al INI, tenía dos ideas muy claras: acometer un ajuste financiero junto a un ajuste industrial, en un proceso inseparable. A partir de ahí dio comienzo una corriente vendedora de empresas y de reducción del número de puestos de trabajo de las sociedades del holding estatal. Es difícil que se olvide la operación de venta de Seat a la multinacional alemana Volkswagen, unas de las mayores operaciones de la historia económica española, aunque no fuera Croissier quien comenzara las negociaciones."Respecto al INI, es necesario perseverar en la política seguida hasta ahora", reafirma el ministro Croissier. "Señala, evidentemente, de una estrategia que cosechará sus, beneficios a medio y largo plazo, pero, si tenernos en cuenta la dimensión. de los problemas que aquejan a las empresas del Estado, parece claro que no se puede esperar cambios en un corto período de tiempo".

En cualquier caso, coinciden bastantes expertos, Croissier ha dejado en su bienio al frente del INI la impresión de haber efectuado una buena gestión, aunque tampoco faltan críticas al excesivo desmantelamiento que ha realizado en el sector público, poco acorde con los principios teóricos socialistas. En el ejercicio 1984 las pérdidas absolutas del instituto se redujeron, por primera vez en diez años, en unos 19.000 millones de pesetas; en el ejercicio 1985, el déficit se volvió a reducir en más de 23.000 millones. Los números rojos del INI, de todas formas, se situaron al finalizar el año pasado por encima de los 160.000 millones.

La filosofía de saneamiento puesta en práctica por Croissier a su paso por el INI, junto a la permanencia en el nuevo Gobierno del impulsor de la reconversión industrial, Carlos Solchaga -los ministros de Economía e Industria mantienen fuertes coincidencias-, parece abrir Ias puertas de lo que se ha venido a denominar la segunda reconversión. "El proceso de reconversión indutrial es una toma de conciencia para el mundo empresarial. Ahora bien, no es posible hablar de una primera o segunda reconversión; se trata de un proceso permanente para adaptarse a la situación del mercado".

Croissier tiene en mente, en todo caso, los problemas de excedentes de producciones o de plantilla que se registran en determinados sectores, incluso después de haber sufrido un traumático recorte en los últimos años. Sectores como el siderúrgico, el naval o el minero, que en los últimos tiempos han estado más presentes en las crónicas de sucesos que en la información económica, se enfrentan ahora a nuevos retos, bien a causa de necesidades internas del mercado español, bien por la competencia originada por los nuevos socios de la Comunidad Europea.

En este sentido, no deja de ser significativo que el nuevo ministro de Trabajo, Manuel Chaves, sea un hombre que goza de alto prestigio en el seno de la Unión General de Trabajadores. Después de las fricciones registradas entre la central sindical socialista y el anterior Gobierno, aún no queda demasiado claro si lo que se pretende es suavizar las tensiones previsibles en el caso de acometer un nuevo proceso de reajustes de plantillas o si se impondrá un nuevo estilo, más conciliador por parte de Industria, en vista de que la economía española parece haber empezado a salir de la pertinaz crisis.

Nuevos ajustes, retos de las nuevas tecnologías, competitividad exterior... Esos y mil problemas más esperan a Croissier a partir de ahora en su nuevo despacho de la plaza de Cuzco. Pero aún es pronto para que éste quiera despejar las incógnitas: no han pasado 48 horas desde que supo que iba a ser ministro de Industria. Este canario (nació en Arucas, Las Palmas) de 36 años, casado y con dos hijos, licenciado en Económicas por la universidad Complutense, confiesa que recibió la llamada de Presidencia en la tarde del pasado jueves. "Fue una sorpresa", dice.

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