Sangre contaminada
El temor al SIDA por transfusión fomenta la autodonación de sangre en Estados Unidos
Cualquiera que se enfrente a una operación importante de cirugía tiene razones para tener miedo. Recientemente, este miedo se ha visto incrementado por la amenaza de una complicación aterradora: la de contraer el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) a través de una transfusión de sangre. Desde 1981, 414 norteamericanos han contraído la mortal enfermedad al recibir sangre contaminada. La introducción durante el año pasado de un nuevo sistema de detección para localizar los anticuerpos del SIDA ha hecho que el suministro de sangre en EE UU sea mucho más seguro, pero no ha eliminado totalmente el riesgo.
La semana pasada se reunió un grupo de 13 médicos y funcionarios de bancos de sangre en el Instituto Nacional de la Salud en Bethesda (Maryland) para debatir qué más podría hacerse para reforzar la seguridad de las transfusiones.Entre las conclusiones de los expertos están las siguientes: los pacientes que se enfrenten con situaciones quirúrgicas deben, siempre que sea posible, prepararse mediante autodonaciones (almacenando su propia sangre para cuando la vayan a necesitar). "Si usted tiene programada una operación", aconseja el presidente de esta reunión, doctor Thomas Chalmers, del centro médico Monte Sinaí, en Manhattan, "es mucho mejor para usted disponer de su propia sangre .
La amenaza del SIDA no es el único argumento a favor de una autodonación. "Hubiéramos apoyado este sistema incluso aunque no hubiera aparecido el SIDA", dice Chalmers. Los pacientes que reciben sangre distinta de la suya propia corren el riesgo de tener reacciones alérgicas, y existe la posibilidad de que se produzcan complicaciones, a causa de errores, al mezclar sangre de distintos tipos. La hepatitis es un riesgo aún mayor.
Aunque la sangre se controla cuidadosamente para detectar la hepatitis, un tipo de esta enfermedad, conocido como no-A, no-B, no puede ser detectado por este método. En algunas zonas urbanas, este: tipo de hepatitis alcanza a un porcentaje de entre un 7% y un 10% de los pacientes que reciben transfusiones de sangre.
A pesar del apoyo que se dio al sistema de autodonación cuando el presidente Reagan lo mencionó durante una entrevista reciente, este grupo de expertos no ven con buenos ojos que el método sea utilizado por gente que simplemente quiere almacenar su sangre para cuando vengan días malos. Esta práctica, que se está llevando a cabo por un nuevo grupo de bancos de sangre comerciales, puede amenazar el suministro de sangre disponible para el público en general.
Controles
Esto afecta, por supuesto, a la Cruz Roja norteamericana. "El sistema actual proporciona a individuos que están sanos la oportunidad de donar sangre a individuos enfermos", dice el vicepresidente de la Cruz Roja, Gerald Sandler. Si hay demasiada gente que se reserva su sangre para su propio uso, afirma Sandler, "habremos hecho pedazos una institución que ha sido absolutamente beneficiosa".Los miembros del grupo del NIH subrayaron el hecho de que el riesgo de contraer el SIDA a través de un donante de sangre es realmente remoto. "Existen más probabilidades de que uno se muera a causa de la anestesia", señaló el doctor Richard Aster, de un centro de Sangre de Wisconsin. El estadístico Lincoln Moses, de la universidad de Stanford, estima que únicamente 120 muestras infectadas de SIDA se deslizan cada año en el suministro general de sangre, de un total de 12 millones de donaciones.
Dado que cada medio litro de sangre donada se puede dividir en dos o tres recipientes, hasta 360 personas pueden recibir cada año sangre infectada con el virus del SIDA, aunque se desconoce cuántas de ellas desarrollarán la enfermedad posteriormente. La principal razón para que se produzcan errores, explica Chalmers, es que las actuales pruebas detectan los anticuerpos del SIDA, en vez del propio virus.
Dado que una persona infectada con este virus puede necesitar varias semanas para desarrollar anticuerpos, añade Chalmers, "hay un peligroso espacio de tiempo" durante el cual las pruebas no detectan la infección.
Riesgos
Estos médicos insisten en que se tomen más medidas para disuadir de la donación a aquellas personas que tienen riesgo de portar el SIDA. Asimismo recomiendan que los bancos de sangre avisen a los donantes cuyas pruebas de sangre ofrezcan resultados poco claros. Según Chalmers, "deben ser informados de que probablemente no tienen el virus del SIDA, pero que, por razones de seguridad, es preferible que no donen sangre". Actualmente sólo se informa a aquellas cuyas pruebas del SIDA son claramente positivas.Y lo que es más importante, este grupo de médicos insiste en que se renueven esfuerzos para desarrollar controles de sangre mucho más precisos. Estos controles, dice el administrador del NIH, Luis Barbosa, han comenzado ya a utilizarse, pero deben adaptarse hasta ofrecer un sistema para un uso generalizado. "En dos años", predice, "dispondremos de unas pruebas verdaderamente completas y certeras".
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