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Chirac afirma que Mitterrand se opone a la voluntad del pueblo sobre las privatizaciones

El primer ministro francés, Jacques Chirac, se enfrentó ayer al presidente, François Mitterrand, por la negativa de éste a firmar un decreto sobre privatizacionies, diciendo que trata de "oponerse a la voluntad popular, claramente expresada en las urnas el 16 de marzo", en una intervención de tonos firmes y solemnes televisada a todo el país.

Chirac declaró que, no obstante, quería evitar una crisis política y que por ello había decidido remitir al Parlamento la aprobación de las privatizaciones y prescindir del uso del decreto-ley, que exige la firma del presidente.El primer ministro francés agregó que las reservas del presidente no tienen "ningún fundamento" cuando se refiere a que las empresas reprivatizadas pudieran ser vendidas, por debajo "de su precio real"' o al eventual acceso de capitales extranjeros a "intereses nacionales esenciales".

Chirac subrayó que las empresas de "tradicional control estatal", como los ferrocarriles, estaban fuera del plan gubernamental y que "buena parte" de las que serán reprivatizadas son las "abusivamente nacionalizadas" en el reciente quinquenio de Gobierno socialista.

La televisión se ha convertido en el medio en que se está desarrollando el pulso entre el presidente Mitterrand y el primer ministro Chirac, a propósito de la controversia sobre la iniciativa del Gobierno conservador de privatizar 65 empresas, grupos industriales y bancos de propiedad pública.

El primer ministro, de acuerdo con la legislación vigente, utilizó ayer las tres cadenas de la televisión estatal para leer su "comunicado del Gobierno" y contestar así al jefe del Estado, quien había anunciado el lunes a través de TF-1, con motivo de la fiesta nacional, su intención de no refrendar el decreto-ley que pone en marcha el proceso desnacionalizador.

Recurrir al Parlamento

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El rechazo formal del presidente justificado por Mitterrand en la necesidad de salvaguardar los intereses nacionales, ha obligado al Gobierno a recurrir al Parlamento para sacar adelante su iniciativa de desprenderse paulatinamente de las empresas que pasaron a manos del Estado entre 1944 y 1981. En el pleno de ministros que se celebrará el próximo miércoles será aprobado el abortado decreto-ley de privatizaciones, esta vez bajo la forma de proyecto de ley, y de allí será enviado al Parlamento con carácter de urgente, incluido en el período extraordinario de sesiones y con el Gobierno comprometiendo su responsabilidad.Un problema adicional para Chirac será ajustar dicho texto legal a la legislación de la Comunidad Europea (CE) sobre libre circulación de capitales. Todo ello supondrá, por lo menos, un mes de retraso con relación al calendario inicial de privatizaciones, si François Mitterrand no hubiese dicho formalmente que no en el Consejo de Ministros que se celebró ayer en el Elíseo, en un clima de nerviosismo.

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