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PIácido Domingo, 'superestrella' todo terreno

El tenor madrileño Plácido Domingo cierra hoy la temporada de ópera del teatro de la Zarzuela con su interpretación de La Bohéme, de Giacomo Puccini, una obra que le es muy querida y que sus paisanos deseaban oírle desde hace años. Es una de las pocas ocasiones en las que cantará ópera con posterioridad a su decisión de dedicarse durante un año a dar conciertos benéficos en favor de los damnificados por el terremoto de México. Con la diversificación de sus trabajos, el tenor se ha convertido en una superestrella apta para todo terreno.

Pregunta. Tras la catástrofe mexicana, que usted vivió, y después de este año, que rnusicalmente ha debido de ser más tranquilo que otros, ¿hay algo que haya cambiado en su enfoque profesional y humano?Respuesta. No ha sido realmente un año tranquilo, ya que en ocasiones he tenido que hacer un trabajo doble, porque muchos teatros no me dejaron libre y en otros preferí no renunciar, así que no he parado de cruzar el Atlántico, pero desde luego ahora veo las cosas con otro enfoque.

Anteriormente había oído hablar de otras catástrofes como el terremoto de México, y al preguntarme por qué suceden, siempre había sentido dolor e indignación. Pero nunca piensas que llegará una ocasión en que te vas a ver en vuelto en una tragedia de esta especie.

Los días vividos allí me hicieron recapacitar mucho y pensar que debía aprovechar mi situación de ser alguien popular para un fin superior. Era imposible ayudar a todo el mundo, pero al menos sí lo podía hacer con aquellos que vivieron en el edificio donde desaparecieron cuatro familiares míos.

Ha sido un año muy difícil y negativo, pero ha valido la pena descubrir que siendo conocido puedes mover a la gente para ayudar en causas nobles, y esto es algo que utilizaré cuando haga falta.

Cantar y dirigir

P. ¿Fueron todos los teatros comprensivos con sus anulaciones?R. Casi todos lo entendieron; algunos me dieron libertad con generosidad, y en ésos es precisamente donde he cantado; en cambio, en aquellos que se negaron es donde no lo he hecho. En la Zarzuela, por ejemplo, me brindaron todo tipo de facilidades, y como Madrid me ayudó bastante con la Antología de la zarzuela decidí confirmar esta Bohéme.

P. En el reciente centenario de la estatua de la Libertad fue presentado como un superstar todo terreno, y este año han saltado a la Prensa al menos dos nuevos proyectos de actividades. ¿Qué hay de la dirección artística en la ópera de Los Ángeles?

R. Sí, aunque no haya aceptado la responsabilidad de la dirección artística por carecer del tiempo su ficiente para ello, sí colaboraré como una especie de consejero. Viene a ser casi lo mismo, pero sin la necesidad de permanecer continuamente en el teatro. La responsabilidad total la dejo para más adelante. La próxima temporada hemos previsto Otelo, Salomé y Madame Butterfly, y para la siguiente La Bohéme, Macbeth y un Tristán con la Filarmónica de Los Ángeles dirigida por Mehta. Yo cantaré Otelo y La Bohéme y dirigiré Macbeth.

P. Hablando de dirección orquestal, tengo entendido que la Royal Philharmonic le ha ofrecido dirigir varios conciertos en España a principios de 1988

R. Sí, y como me apetece muchísimo estoy organizando las fechas. Siempre me preguntaba cómo iba a venir a España a dirigir, y antes de ayer llegó esta oferta, que me encanta.

P. ¿Cuál es realmente la actividad que personalmente más le satisface?

R. Desde luego cantar, y cantar ópera. Es además lo que me ha dado la posibilidad de hacer el resto. Hoy por hoy es lo último a lo que renunciaría.

P. Escuchándole hablar así se hace muy difícil pensar en un Plácido Domingo que abandonase estas cosas para intentar convertirse en alcalde de Madrid

R. Es que no me voy a dedicar a ello, al menos por ahora. Me gustaría, pero ese día se halla lejano, porque antes tendría que venirme a vivir a Madrid por algunos años para conocer todos los problemas, la gente, etcétera, y entonces decidir si lo puedo hacer. Para esto tiene que pasar mucho tiempo, porque evidentemente debería dejar de cantar, aunque quizá pudiese continuar con alguna de las otras cosas. Por ahora no pienso sacrificar mi carrera. Por otro lado, desde donde yo estoy puedo hacer también muchas cosas por mi país. También he dicho que ojalá que el día que quiera ser alcalde no haya necesidad de ello, porque tengamos un alcalde tan extraordinario que no haga falta.

P. ¿Cuál de sus películas, la Carmen de Rossi o La Traviata y Otelo de Zeffirelli, le satisface más?

R. Siempre suele decirse que la última, pero en este caso creo que no hay ninguna duda. Carmen podría haber sido una película mucho mejor de lo que ya es si Francesco Rossi hubiera dejado a un lado algunas de sus testarudeces. Otelo será una sorpresa, se sale ya de lo que es la ópera filmada para convertirse en una verdadera película, que maneja dos temas de siempre: los celos y el racismo.

P. ¿Intervendrá también en la próxima Aida de Zeffirelli?

R. Hemos hablado de ello, pero todavía está muy lejos de ser rodada. Mi siguiente película será Los cuentos de Hoffmann, con Jonathan Miller, y para luego barajo La viuda alegre, La Bohéme, El barbero de Sevilla, La vida de Puccini y la misma Aida, que es la que cuenta con mayores posibilidades.

Prototipo romántico

P. A estas alturas, ¿qué es lo que más le atrae de una ópera como La Bohéme?R. La Bohéme es como un estribillo: puedes tener un repertorio muy grande, pero siempre vuelves a ella porque es el prototipo de la ópera romántica, con personajes muy populares con los que el pláblico se identifica fácilmente.

Desde el punto de vista del intérprete cantante La Bohéme es una ópera que sirve para mantenerte siempre joven. Es una partitura que se ha de cantar con una frescura de voz muy especial y con un espíritu juvenil y alegre. Además esa tragedia final me emociona tanto que a veces me ha ocurrido lo siguiente: terminar la obra y producirse durante casi un minuto un silencio total de recogimiento antes del estallido de aplausos. Y esto es lo más bonito que puede pasar en una representación de La Bohéme y, por supuesto, la satisfacción más grande que puede producirte: saber que de verdad llegas con ella al público.

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