El regalo dominicano

Con la abundancia de conciertos memorables que están animando la temporada puede resultar una audacia afirmar ahora mismo que la música más excitante del verano se materializó en un pequeño local cercano a la plaza de Santo Domingo abierto recientemente a los sonidos calientes. Ninguno de los asistentes a los dos pases de la orquesta de Wilfrido Vargas podrá olvidar fácilmente el delirio de esa noche.Se sabía que Wilfrido Vargas es el más popular de los artistas de merengue, un género oriundo de la República Dominicana que cuenta con figuras como Johnny Ventura, Cuco Valoy, los Kenton, Joseíto Mateo o El Cieguito de Nagua. Pero los discos -explosivos- o su pase por TVE no nos habían preparado para el impacto de una orquesta caleidoscópica, con una compleja coreografía, interludios humorísticos, parodias felices y un dominio exuberante de todo tipo de músicas. El propio Wilfrido explicó que se trataba de exhibir "algunas de las posibilidades" de su agrupación. Sus miembros cantan, bailan, tocan y actúan en un espectáculo carnavalesco en el que no faltan los chistes escatológicos, la provocación sonriente o la crítica política.

Wilfrido y los Beduinos son algo más que música. Es una arrebatadora embajada cultural -"queremos recordar que existe la República Dominicana"- que reconoce venir del "Tercer Mundo, ese sabroso mundo". Y el merengue, tal vez el género más exaltado del Caribe en compañía del soca de Trinidad, es sólo uno de los palos de su arsenal musical. Ellos son especialistas en el frenesí y se merecen la oportunidad de poner a bailar a toda la ciudad. Irresistible.