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Taramundi, campo y lujo

Asturias experimenta con el turismo rural como alternativa al sol y la playa

Una experiencia de turismo rural se puso en marcha la semana pasada en Taramundi, un concejo asturiano limítrofe con Galicia. La frontera de una oferta radicalmente diferente a la que se ha ofrecido, en general, hasta ahora en España -sol y playa, principalmente- ha sido traspasada con este plan, al que seguirán otros en el Maestrazgo de Teruel y en Vera (Cáceres). Taramundi cuenta ahora con un hotel de lujo situado en un paraje natural que permanece casi intacto desde que los etruscos y romanos llegaron aquí por primera vez.

Taramundi fue elegido para esta primera experiencia por ser una zona de media montaña, de hábitat disperso, con escaso desarrollo turístico y por aportar suficientes elementos para valorar la cultura campesina de la cornisa cantábrica.El hotel La Rectoral, un edificio que albergó durante tres siglos a los curas destinados a esta pequeña población, se ha transformado en profundidad. De vieja casa del cura ha pasado a disponer de 12 habitaciones con todas las exquisiteces y otros caprichos para la clase media y media-alta: no faltan ni el gimnasio ni la sauna ni la cristalería de Bohemia. Todo ello vestido con el ropaje que dan los años del edificio, lo que ha permitido llevar el lujo de la ciudad a un recóndito lugar sin que el medio se sienta agredido. Por fuera, La Rectoral es como antes; por dentro es un mundo nuevo.

Taramundi intentará ofrecer hospitalidad, sus parajes, su gastronomía y, sobre todo, su artesanía. Las navajas y los cuchillos de Taramundi han sido famosos durante siglos. Sus mazos y ferrerías, dos de las cuales están en proceso de restauración, también.

La Rectoral es el núcleo, el primer paso de lo que será el plan inicial del turismo rural. En fase de rehabilitación están un hotel residencia, La Casona, con cinco apartamentos, y dos casas a las que se sumarán pronto otras dos. En todos los casos se respeta el exterior del edificio y se reforma el interior para equiparlo de todas las comodidades urbanas, y estarán listas para ocupar en agosto y en octubre.

Europa hace años que descubrió y explota este tipo de turismo, en el que el visitante goza en su residencia del confort de la ciudad y sale por la puerta y se encuentra en un medio natural en el que el paisaje es un disfrute por sí mismo, pero, al tiempo, puede practicarse senderismo, baños en los ríos, cicloturismo y hasta paseos a caballo. Los promotores de la idea venden también la gastronomía, la artesanía y el conocimiento del modo de vida del campesino, atractivos todos ellos que chocan frontalmente con el turismo de masas habitual en el sur del continente europeo.

Los proyectos de Taramundi son el resultado de un estudio de la sección de turismo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que firmó un convenio con la Consejería de Agricultura de la comunidad autónoma. La iniciativa y el dinero son públicos, aunque la sociedad que explote el conjunto de residencias turísticas será mixta y la mayoría estará en posesión de residentes en Taramundi.

Frondosos valles

El Gobierno del Principado ha aportado 85 millones de los 120 millones que se han invertido en la infraestructura. Los 35 millones restantes fueron financiados por la Secretaría de Estado para el Turismo. El edificio del hotel es propiedad del Principado, que se lo cede a la sociedad que lo gestiona y lo explota, Ditasa, a cambio del 1% de sus ingresos. La propiedad de las casonas antiguas que se utilizarán como apartamentos individuales ha sido cedida durante 15 años para su uso al Principado y a Ditasa, y al final del período sus propietarios podrán recuperarlas tal como estén o cederlas de nuevo mediante un contrato.Taramundi se encuentra a 20 kilómetros de Vegadeo, 180 de Oviedo, cuenta con 1.200 habitantes repartidos en 85 kilómetros cuadrados de frondosos valles, intensa vegetación y abundante fauna. Sus recursos, casi exclusivamente ganaderos, se comercializan muy lejos del lugar de producción. "Nosotros queremos que esto sea un impulso para el desarrollo integral de Occidente y que sirva de estímulo para que los paisanos de aquí arreglen sus casas, convivan y se abran al visitante, que seguramente va a ser su mejor mercado a partir de ahora", dijo Jesús Arango, consejero de Agricultura.

Ignacio Fuejo, secretario de Estado para el Turismo, que asistió a la inauguración de La Rectoral, es optimista sobre este tipo de visitantes, "muy frecuentes en Europa". "Nosotros sólo sugerimos que había dinero para experiencias de este tipo, y el resto ha sido obra del Gobierno del Principado".

El presidente de la comunidad, el socialista Pedro de Silva, confiesa que "desde hace años los estudios sobre la recuperación económica de Asturias apuntan la necesidad de insistir en el sector turístico y que éste incremente su peso relativo en la región. Ésta es una de las posibilidades que se van a poner en marcha". En el futuro, en Ponga y Reres se pondrán en marcha planes parecidos a los de Taramundi, aunque sin el apoyo financiero del Gobierno central.

Una senda inexplorada

Taramundi se ha embarcado en la aventura de mejorar su pobre nivel de vida por una senda inexplorada. Del éxito que tengan La Rectoral y sus aledaños puede surgir una nueva esperanza de vida. Si fracasa habrá sido un intento vano después de muchos años de abandono y una profundización en la herida del despoblamiento y de la falta de recursos para la subsistencia. La mayor riqueza de Taramundi es ahora su hotel y ha sido siempre y lo seguirá siendo su medio natural.

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