EE UU acepta reducir un 10% sus efectivos militares de Torrejón y reemplazarlos por civiles
Estados Unidos anunció ayer que va a reducir un 10% sus efectivos militares en la base aérea de utilización conjunta hispano-norteamericana de Torrejón de Ardoz (Madrid) y a sustituirlos por civiles, principalmente españoles. España, por su parte, acepta integrar las negociaciones sobre la reducción de tropas estadounidenses en nuestro país dentro de la negociación del Convenio de Amistad Hispano-Norteamericano, que expirará en 1988. Estos son los ejes de la primera sesión negociadora conjunta sobre reducción de efectivos norteamericanos en España, iniciada ayer en la sede del Ministerio español de Asuntos Exteriores, en Madrid, y que se prolongó durante casi nueve horas, cuatro más de las previstas. Thomas Enders, embajador norteamericano en España y Máximo Cajal, secretario general de Política Exterior del Ministerio español de Exteriores, encabezaban las dos delegaciones.
Tras casi nueve horas de reunión -cuatro más de las previstas-, poco después de las once de la noche de ayer, las delegaciones española y norteamericana, que habían comenzado la primera ronda negociadora sobre la reducción de la presencia militar estadounidense en España, concluyeron sus deliberaciones.Según el comunicado, Estados Unidos anunció que va a "reducir una parte de sus efectivos militares en Torirejón, sustituyéndollos por civiles, principalmente españoles". Un portavoz norteamericano anunció que la oferta estadounidense rebajaría en un 10% los efectivos militares norteamericanos en la base de Torrejón de Ardoz, que ascienden a 4.507 personas, según el Convenio hispano-norteamericano de 2 de julio de 1982. Estados Unidos está autorizado también, según el Convenio, a mantener en Torrejón 685 civiles de su país.
En el comunicado emitido tras la reunión se dice que la reducción de la presencia militar norteamericana en España se hará "dentro del proceso que conducirá a la renovación del Convenio", que: expirarlá dentro de dos años. Aceptando esta premisa, España hace suya la posición estadounidense, que pedía que la reducción fuera asumida por el Convenio hispano-norteamericano.
'Regalo envenenado'
Según fuentes diplomáticas estadounidenses, la reunión se retrasó debido a las resistencias españolas a incluir en el comunicado la aceptación de este punto, ya que, según la parte española, la reducción es una consecuencia del referéndum sobre la OTAN -en el que el pueblo español se pronunció por la disminución de la presencia militar estadounidense, la permanencia en la Alianza y la desnuclearización y no debe relacionarse en principio con la renovación del Convenio, aunque se aceptara, de hecho, el que ambos procesos terminaran convergiendo.
Según estas fuentes, la reunión se retrasó también por la sorpresa española frente a la oferta de reducir en un 10% los efectivos militares estadounidenses de Torrejón, lo cual, según uno de los norteamericanos asistentes a la entrevista, fue visto como un regalo envenenado.
La larga reunión estuvo salpicada de salidas y entradas en la sala de reuniones de los miembros de las delegaciones. Según afirmó uno de los funcionarios españoles asistentes a la sesión negociadora, Estados Unidos había mostrado desde el primer momento sus deseos de ganar tiempo. Este funcionario explicaba los supuestos deseos de dilación norteamericanos en los temores de Washington a suscitar procesos similares en otros dos países mediterráneos: Grecia y Turquía.
Las delegaciones española y estadounidense entraron en el salón de embajadores del palacio de Santa Cruz (sede del Ministerio español de Asuntos Exteriores) al medidodía de ayer. Durante dos horas, ambas delegaciones se intercambiaron y leyeron los documentos que tenían preparados y, posteriormente marcharon a almorzar por separado.
Como en ocasiones anteriores el secretario general de Política Exterior del Ministerio español de Asuntos Exteriores, Máximo Cajal, y el embajador de Estados Unidos en Madrid, Thomas Enders, presidían las delegaciones de ambos países. El lado norteamericano estaba representado, además, por el director de la Oficina para Asuntos de Europa Occidental del departamento de Estado, Marten van Hehven; el ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, Robert Service; el capitán Richard Cloward, de la Oficina de Política Internacional de Seguridad; el teniente coronel Charles Brewer, de la División Europea de la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos; el consejero de Asuntos Culturales y de Información de la Embajada, Robert Earle; el consejero para Asuntos Políticomilitares, Donald Planty, y siete consejeros más, además de un intérprete.
Del lado español, aparte de Cajal, se sentaban a la mesa el embajador de España en Washington, Gabriel Mañueco; el director general de América del Norte y Asia, del Ministerio español del Asuntos Exteriores, Eudaldo Miralpeix; el secretario permanente del Consejo hispario-norteamericano, Gaspar Díaz Blanco; el subdirector general de América del Norte, Julio Albi; el asesor ejecutivo del ministro de Defensa, Carlos Miranda; el asesor del presidente del Gobierno, Juan Leña; el general de brigada de Infantería Jose Rodrigo, y Rodrigo; el ministro togado de la Armada, José Duret; el teniente coronel de Infantería de Marina Juan Martínez Esparza,y el teniente coronel de Aviación Severino Gómez Pemas. El lado español de la mesa estaba completado por un consejero de embajada y un intérprete.
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