España pedirá a EE UU la retirada casi total de efectivos de las bases de Torrejón y Zaragoza
Estadounidenses y españoles se intercambiarán hoy en Madrid los documentos en los que ambas partes exponen cómo se plantean la prevista reducción de la presencia militar norteamericana en España. El documento español -de apenas una decena de folios- pide la reducción, casi hasta cero, de la presencia de militares, equipos y armas estadounidenses en las bases de Zaragoza y Torrejón de Ardoz (Madrid). La postura norteamericana, según todos los pronósticos, prevé que se mantenga el actual nivel de fuerzas y que las funciones cubiertas ahora por éstas continúen realizándose, bien por tropas norteamericanas o por españolas.
Al mediodía de hoy, el secretario general de Política Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores español, Máximo Cajal, y el embajador de Estados Unidos en Madrid, Thomas Enders, presidirán las delegaciones de ambos países, que, como en ocasiones anteriores -y casi sin cambios en las personas-, completarán en total unos 25 diplomáticos y militares de ambos países.Está previsto que hasta la hora del almuerzo ambas delegaciones den a leer sus documentos. Después cada delegación marchará a comer por separado, y comenzarán los primeros análisis, que se extenderán por la tarde, ya todos juntos de nuevo. Al final de la reunión -que se calcula que concluya en torno a las siete de la tarde de hoy- se espera tan sólo un comunicado que desvele cuál será la fecha de la próxima reunión, previsiblemente a finales de septiembre o a comienzos de octubre, en Washington.
Compensaciones
Según miembros de la Administración española que han tenido acceso al documento que hoy presentará el Gobierno español, éste pretende la total desaparición de las fuerzas norteamericanas que están destinadas en la base de Zaragoza. Según los cálculos españoles, los cinco aviones cisterna estadounidenses con base en esa ciudad aragonesa deberían marcharse. Lo mismo harían los aviones que se encuentran en esa base para realizar labores de entrenamiento.España se reserva, en cualquier caso, la posibilidad de ofrecer, a cambio de compensaciones, esa base para los entrenamientos de las aviaciones de sus aliados en la OTAN, y entre ellos Estados Unidos, siempre que esto no suponga la estancia en Zaragoza con carácter permanente de fuerzas extranjeras.
En la actualidad, según fuentes militares españolas, el 70% de los ejercicios de ataque al suelo y el 50% de los ejercicios de ataque aire-aire lo llevan a cabo las fuerzas de EE UU destinadas en Europa desde la base de Zaragoza o sobre el cercano polígono de Las Bárdenas Reales.
Por lo que respecta a Torrejón, personas que han tenido acceso al documento elaborado por diplomáticos y militares españoles afirman que se pide también la retirada del ala de caza táctica -compuesta por un máximo de 79 aviones estadounidenses- que se encuentra destinada en esa base de la provincia madrileña. España permitiría la presencia en Torrejón de un retén estadounidense que asegurase los transportes aéreos militares que pasan por esa base en su camino entre Estados Unidos y las diversas instalaciones norteamericanas en Europa.
Las otras dos más importantes instalaciones estadounidenses en España seguirían sin cambios, según las posiciones españolas. En Morón de la Frontera (Sevilla) podrían, en principio, seguir estacionados los aviones cisterna estadounidenses. Pero sobre todo esta base podría seguir manteniendo su vital función en las comunicaciones navales y aéreas.
La base de Rota
Esta función en las comunicaciones no podría ser asumida por la vecina base de Rota (Cádiz) debido a que es incompatible, técnicamente, la presencia de los emisores actualmente desplegados en Morón con los receptores que operan desde Rota, ya que ambos sistemas podrían interferirse. Por lo demás, la base aeronaval de Rota seguiría sin grandes cambios, ya que España considera que la presencia de EE UU en ella es muy importante para el control y la seguridad del estrecho de Gibraltar.En el documento que España presentará en la sesión negociadora de hoy se evalúan todos estos posibles cambios en función de una serie de criterios que fueron ya esbozados en anteriores ocasiones, aunque de un modo más general y filosófico. De hecho, se recogen los elementos doctrinales expresados ya por el presidente del Gobierno español, Felipe González, en la conferencia que ofreció en el Wilson Center de Washington el pasado mes de septiembre: la reducción es posible por el aumento de la capacidad de las Fuerzas Armadas españolas, el reequilibrio que supone la presencia de España en la OTAN y el propio desarrollo de la maquinaria de guerra, que hace menos necesario el mantener un gran número de bases.
Pero el principal problema seguirá siendo, en las conversaciones que se sucedan a partir de hoy, las diferentes concepciones que ambas partes tienen sobre qué significa no poner en peligro, con la reducción, la seguridad común de España, Estados Unidos y la Alianza Atlántica. A este respecto, las opiniones están muy divididas. Mientras que España considera que una reducción como la que propone no pone en peligro esa seguridad, Estados Unidos planteará hoy, más bien, que es necesario mantener todas las funciones que sus tropas desempeñan en España, tanto si son estadounidenses como si son españoles los que las realizan.
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