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Referencias al 23-F en la investidura del Rey en Dublín como doctor 'honoris causa'

El rey Juan Carlos fue investido ayer tarde doctor honoris causa en Derecho por el Trinity College de la universidad de Dublín, en el acto de mayor relieve de la segunda jornada de estancia oficial de los Reyes en la República de Irlanda. Al igual que ocurrió en la universidad de Oxford el pasado mes de abril, la cuestión del golpe de Estado del 23-F volvió a resonar en las viejas aulas para convertirse en eje central del discurso de bienvenida al nuevo doctor. El Rey es el tercer jefe de Estado, junto con el presidente dio EE UU John Kennedy y el de Tanzania Julius Nyerere, que recibe en este siglo tan alta distinción de la más ilustre universidad irlandesa. El claustro del Trinity College debatió y rechazó en su día, la posibilidad de investir como doctor honoris causa al actual presidente norteamericano, Ronald, Reagan.

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ENVIADO ESPECIAL, El Trinity College es la universidad más antigua de Irlanda, fundada en 1591, por Isabel I de Inglaterra, con el propósito de difundir el protestantismo, y ha mantenido hasta hace muy pocos años este carácter frente a la University College Dublín, católica.En la actualidad no existe ningún tipo de diferencia religiosa entre los alumnos.

Don Juan Carlos, que llegó al Trinity College acompañado de doña Sofía, accedió al aula magna revestido con la toga de doctor en Derecho, con la solemne procesión académica, acompañado por el canciller de la universidad, Joseph Charle. O'Reilly, y el rector, William Arthur Watts.

"Un europeo íntegro"

El orador público, catedrático de Lenguas Clásicas John Victor, dio lectura en latín a la exposición de méritos que concurren en el Rey para recibir esta alta distinción. Dijo de don Juan Carlos que "no sólo es un español auténtico sino también un europeo íntegro: nació en Roma y pasé allí una parte de su niñez y está casado muy felizmente con una princesa de Grecia".El discurso estableció después una similitud entre la "fama de ser muy aficionado a la navegación y de ser experto en este arte" y las cualidades políticas de don Juan Carlos.

"Demuestra una habilidad extraordinaria en su capacidad de dirigir la nave del Estado por una vía media", dijo el orador, que añadió: "Recordamos tan vivamente cómo, hace cinco años, el 23 de febrero de 1981, su país fue abofeteado por una repentina tempestad violenta, cuando irrumpieron hombres armados en las Cortes, amenazando a los diputados con la muerte, y a la democracia con la extinción. Mas el Rey", prosiguió el orador, "con sin par firmeza y presencia de ánimo nunca dejó de empuñar el timón, se quedó impávido en el mando y se impuso él solo al tumulto".

El orador dijo del Rey que "tiene la muy justa preocupación de no favorecer demasiado ni a los de la izquierda ni a los de la derecha: se mantiene siempre en el justo medio".

El discurso entró, incluso, a recordar posibilidades políticas que se barajaban en los últimos años de la dictadura franquista, al asegurar que "por cierto, el suyo no ha sido el reino breve que equivocadamente profetizaban algunos, cuando llegó a ser rey, sino más bien el reino de la reconciliación".

El valor de la universidad

El Rey respondió con un discurso en inglés, aunque tanto el encabezamiento como la despedida la hizo en latín, de acuerdo con las normas académicas. Fue una intervención breve, con una cita de Ortega y Gasset sobre el valor de la universidad.La jornada de los Reyes comenzó a primeras horas de la mañana, con una excursión al valle del Boyne, en el condado de Louth, donde visitaron Monasterboise, el monasterio celta fundado en el siglo VI, y las tumbas megalíticas celtas de Newgrange, que datan del año 3000 antes de Cristo.

A mediodía, y tras regresar a Dublín, el primer ministro, Garret FitzGerald, ofreció un almuerzo en honor de los Reyes, en el que pronunció palabras especialmente elogiosas para don Juan Carlos y el papel que ha desempeñado en la consolidación de la democracia española.

"Su ejemplo personal", dijo, anima a las personas de cualquier lugar para poder creer en que las grandes reformas políticas pueden realizarse y sostenerse por hombres y mujeres de buena voluntad sin recurso a la violencia o a la revolución".

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