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Un escándalo financiero salpica a los socialistas franceses

Soledad Gallego-Díaz

Los socialistas franceses no han conseguido pasar por el Gobierno y por la Administración sin que les salpique un escándalo financiero. El Tribunal de Cuentas acaba de enviar un informe a los tribunales de justicia según el cual pueden haber desaparecido más de 400 millones de pesetas de una asociación denominada Carrefour pour le Développement (Plataforma para el Desarrollo), creada por el que fue ministro Christian Nucci. El jefe del gabinete del ministro y tesorero de la asociación, Yves Chalier, ha desaparecido aunque, al parecer, ha dirigido una carta manuscrita a su sucesor en la que explicaba el destino de esos fondos.El escándalo estalló hace pocas semanas, cuando el nuevo titular de Cooperación, Michel Aurillac, presentó demanda ante los tribunales, "contra X" (fórmula utilizada cuando se desconoce la identidad del culpable) por abuso de confianza y falsedad en documento público. El juez ordenó a los expertos del tribunal de cuentas que examinaran los balances de la asociación y, según fuentes oficiosas citadas por la Prensa parisiense, se ha descubierto que, existía una doble contabilidad por la que circularon más de 1.400 millones de pesetas.

La Plataforma fue creada en 1983 por Christian Nucci, con el objeto de "sensibilizar a la opinión pública sobre los problemas relativos al desarrollo". El presupuesto oficial, en sus tres años de existencia, ha sido de 16 millones de francos (unos 320 millones de pesetas). Sin embargo, existía un presupuesto clandestino mucho mayor, conocido por el ministro pero no por la presidenta de la asociación, Michéle Bretin-Naquet, cuya firma fue, al parecer, falsificada en varias ocasiones.

Los fondos negros gestionados por Chalier se dedicaron, en buena parte, a financiar gastos urgentes, tales como la organización de la cumbre de la francofonía celebrada en Burundi en 1984, estudios diversos, compra de semillas para países africanos amigos o ayuda a una asociación dedicada a la recuperación de material médico. El procedimiento era irregular pero permitía "una acción más rápida" en países africanos aliados.

El problema es que algunas de las cifras manejadas son francamente extravagantes. La cumbre de Burundi costó unos 50 millones de francos, incluida la compra de un coche blindado, que fue pagado dos veces, y 600.000 francos destinados a munición para las fuerzas encargadas del orden.

El Partido Socialista intenta que el escándalo no tenga implicaciones políticas y se ha apresurado a hacer un ostensible vacío en torno al ex ministro, al que se acusa cuanto menos de una grave irresponsabilidad. La nueva mayoría, por su parte, espera los resultados de la investigación judicial para cargar con pólvora sus cañones.

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