Robles y Ortega Cano compiten hoy en la corrida de Beneficencia

Julio Robles y Ortega Cano, que hoy, jueves, a las siete de la tarde, torean en Las Ventas, mano a mano, la corrida de Beneficencia, están dispuestos a competir de nuevo en el tercio de quites, repitiendo los excelentes lances que ejecutaron en su actuación del 27 de mayo. En aquel festejo -18º de la feria de San Isidro-, de cuyo cartel se cayó Manzanares, los espadas se picaron toreando con el capote al quinto de la tarde hasta cinco veces consecutivas, entre los aplausos del público, tan poco acostumbrado a estos enfrentamientos, y del propio rey Juan Carlos, que presenció este mano a mano.Ortega Cano es consciente de que la principal atracción de mañana es la posibilidad de repetir su pique con Robles. "Es indudable que aquello ha influido mucho en mi contratación para la Beneficencia", afirma, "y sé que la afición espera algo semejante. Aunque casi nunca se lleva preparado nada al salir a la plaza, esta ocasión es distinta, siempre y cuando colaboren los toros".

El torero va a ver cumplido su sueño de torear este festejo, tras estar anunciado en dos ocasiones y no poder hacer el paseíllo por sendos percances sufridos días antes.

Ortega Cano no confirma ni desmiente la cifra de ocho millones de pesetas que cobrará por actuar hoy: "Lo que me ilusiona es torear esta corrida por méritos propios, al ser triunfador de la feria, aunque reconozco que voy a percibir, creo que con justicia, la cantidad más alta de toda mi carrera".

Julio Robles, que completa el mano a mano, opina que esta combinación era la que pedía la aficion madrileña. "Es un premio a los que hemos triunfado en San Isidro, a la par que una responsabilidad enorme por televisarse la corrida". El diestro también está dispuesto a repetir el pique con Ortega Cano.

Los toros pertenecen a la ganaderia de Rocío de la Cámara, que llevaba tres años sin lidiar en Madrid. Su propietaria lo explica así: "La plaza de Las Ventas es muy exigente y sólo hay que lidiar allí cuando se tienen las garantías de una corrida seria y con trapío, al gusto de la afición madrileña, como la que yo he mandado en esta ocasión". Estos toros pudieron lidiarse en San Isidro, pero Rocío de la Cámara no los consideró entonces hechos. "Aunque corría el riesgo de no contratar después", dice, "lo preferí, pues mis reses evolucionan muy rápidamente en primavera y es ahora cuando se encuentran en su mejor momento".