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Antiguos 'contras' nicaragüenses acusan a sus líderes de apropiarse de las ayudas de EE UU

Varios antiguos oficiales de las fuerzas rebeldes nicaragüenses aseguran que sus líderes máximos han desviado grandes sumas de dinero recibidas en concepto de ayudas de Estados Unidos para enriquecerse personalmente a costa de sus tropas. Los mismos informantes indican que la Administración estadounidense está al corriente de estos abusos desde que las ayudas a los contras comenzaron a ser otorgadas clandestinamente, a comienzos de la década de los ochenta.

Pese a ello, los rebeldes implicados en tales prácticas ilegales no han perdido el apoyo de Washington. El Congreso de Estados Unidos ha concedido durante el presente año un total de 27 millones de dólares (cerca (le 3.780 millones de pesetas) en concepto de ayuda no militar a la contra, y debe votar el lunes una petición de Reagan por valor de 100 millones (unos 14.000 millones de pesetas), de los que al menos 70 tendrían la condición de ayuda militar.Los antiguos oficiales de la contra entrevistados hace pocos días en la zona de Miami afirman que sus acusaciones de corrupción se basan fundamentalmente en sus experiencias personales. Los oficiales hablan de recibos falsificados, de cambios de moneda en el mercado negro y de sustituciones de bienes de primera calidad por otros peores como técnicas utilizadas por los líderes corruptos.

Resultado de todo ello es que los combatientes han sido privados de los suministros adecuados, en tanto que sus jefes llevan "una vida de lujo", según la expresión utilizada por Gerardo Martínez, un hombre que dice haber estado al frente de un grupo de 800 contras conocido como la Fuerza de Choquie Jane Kirkpatrick hasta que, según afirma, fue expulsado el pasado mes de enero por protestar contra la corrupción.

"Creo que toda la dirección es corrupta", prosigue Martínez, cuyo nombre de guerra era Chaco. Tanto éste como otros oficiales han insistido en que sus jefes se resistían a acercarse al frente. "Tiene las botas limpias y las manos sucias", repiten varios oficiales como descripción tipo de sus jefes.

"No quieren ganar [la guerra], les resulta demasiado rentable", afirma, refiriéndose a los jefes de la contra, Javier Gómez Ortega, quien dimitió como responsable de otro grupo de choque el pasado mes de marzo porque, según afirma, estaba "decepcionado y cansado". Alberto Shuru, un antiguo oficial de los servicios de información de la contra que entregó una placa al presidente estadounidense, Ronald Reagan, durante una ceremonia celebrada en Washington el año pasado, recuerda haber visto recibos por 5.000 rifles a 600 dólares (84.000 pesetas) cada uno, cuando en realidad habían sido comprados por el precio unitario de 150 dólares (21.000 pesetas).

Un funcionario norteamericano que trabaja en la distribución de la ayuda recuerda haber oído este tipo de quejas, y observa que el control utilizado por el Departamento de Estado es inadecuado.

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