La austeridad no alcanza a la policía de la RFA

El ministro de Hacienda del Gobierno de Bonn, Gerhard Stoltenberg, ha anunciado una congelación de gastos en todos los ministerios. La Administración del Estado gastará 1.000 millones de marcos menos de lo previsto para compensar los gastos adicionales del presupuesto provocados por la catástrofe de Chernobil y la política agraria de la Comunidad Europea. Los agricultores recibirán compensaciones por sus productos no vendidos por la alarma radiactiva, y el ministro insiste en mantener su severa política presupuestaria. Hasta aquí todo concuerda. Pero hay una excepción: el Ministerio del Interior.

En la misma conferencia de prensa en que se anunció esta semana el llamamiento de Soltenberg al ahorro, sobriedad y gestión espartana en todos los ministerios federales el Ministerio del Interior agradecía a Hacienda la entrega de fondos presupuestarios para tres nuevos helicópteros de transporte nuevas tanquetas antidisturbios y otros vehículos para. la policía de fronteras, que cuenta con unidades especiales antidisturbios.Los diarios alemanes que daban cuenta de la noticia publicaron fotos del ministro del Interior, Friedrich Zimmermann, en ademán de disparo con un tiragomas metálico bajo la atenta mirada de sus compañeros de Gabinete. El máximo jefe de la policía mostraba a sus colegas en la reunión del Consejo de Ministros del miércoles las armas arrebatadas al enemigo durante los duros enfrentamientos entre fuer zas del orden y manifestantes antinucleares en las pasadas semanas.

El Gobierno quedó impresionado, según su portavoz, Friedhelm Ost, por el arsenal incautado a manifestantes ante la central nuclear de Brokdorf, en el norte de la RFA. En la misma reunión del Gabinete se decidió la creación de una comisión de expertos para estudiar la situación creada por la radicalización de las manifestaciones antinucleares tras el accidente en la central soviética de Chernobil y la posibilidad de restringir el derecho de manifestación.

Desmanes policiales

El Gobierno se ha mostrado, por lo demás, muy satisfecho y plenamente solidario con la actuación ejemplar de las fuerzas de la policía durante las pasadas manifestaciones. No existen indicios, asegura el Gobierno, que avalen las acusaciones de verdes y sectores de la izquierda socialdemócrata contra la policía por supuestas provocaciones y palizas indiscriminadas y masivas a manifestantes pacíficos.Las cintas de vídeos mostradas en televisión, en las que se ve a unidades de la policía rompiendo sistemáticamente los parabrisas de automóviles aparcados y apaleando a jóvenes tendidos en el suelo en las cercanías de la central de Brokdorf no aportan, según el Gobierno, prueba alguna sobre excesos policiales.

La utilización de gases tóxicos y sustancias químicas irritantes mezcladas en el agua de las tanquetas antidisturbios son, desde hace semanas, práctica común en las intervenciones policiales. En Hamburgo, el día 8 de junio, varios centenares de manifestantes antinueleares fueron rodeados por la policía y retenidos durante más de 10 horas en la, calle. Tras insultos de los agentes y humillaciones como verse obligados a hacer sus necesidades en plena calzada entre la multitud, fueron conducidos a diferentes comisarías. Hasta el momento de ser rodeados por la policía no había habido signo alguno de violencia.

La aplicación consecuente de estas medidas preventivas puede llevar, decía el diputado de los verdes Christian Stroebele, "a la abolición de hecho del derecho de manifestación".

Sin embargo, la estrategia del Gobierno de Bonn parece ir más lejos y deja entrever que las acusaciones vertidas contra los verdes en días recientes, tachándolos de actuar "como la ETA en España", no eran recursos retóricos más o menos necios en el marco de la disputada campaña electoral de Baja Sajonia. La unión democristiana CDU parece decidida a utilizar los argumentos que le facilitan los verdes con no distanciarse del los grupúsculos violentos que acuden a todas las manifestaciones.

Abatir a los 'verdes'

Con vistas a la campaña ante las, elecciones federales de enero de 1987 ya se perciben los intentos de los conservadores de criminalizar a los verdes y, por extensión, a todo el movimiento antinuclear. Ante una comisión parlamentaria, el secretario de Estado del Ministerio del Interior, Carl Dieter Spranger, defendió su orden a los servicios secretos de investigar la vida privada y contactos de políticos verdes. La CDU quiere, al parecer, convertir esta campaña electoral en un enfrentamiento con los enemigos del Estado, los verdes, como fuerza subversiva que quiere "minar los fundamentos de la República", y los socialdemócratas, que se atendrían a pactar con los ecopacifistas para llegar al poder.