Thatcher vacila bajo las presiones internas e internacionales
La Cámara de los Comunes discutirá hoy la situación en Suráfrica y la posible adopción de sanciones contra Pretoria, mientras que la inflexibilidad de la primera ministra, Margaret Thatcher, sobre este tema empieza a resquebrajarse ante la fuerte presión nacional e internacional.El debate ha sido pedido por el Partido Laborista, que ha decidido dedicar el tiempo que la Cámara asigna los martes a las preguntas de la oposición mayoritaria (question time) a discutir la conflictiva situación en Suráfrica tras la declaración del estado de emergencia la pasada semana por el presidente Pieter W. Botha, en un intento de suprimir la conmemoración del 10º aniversario del levantamiento de Soweto, en 1976.
La intensidad del clamor internacional e interno contra el Gobierno surafricano parece haber influido en el ánimo de la jefa de Gobierno, que aparentemente, y según informan círculos políticos responsables, tratará de presentar ante la conferencia de siete primeros ministros de la Commonwealth, que se reunirá en Londres a principios de agosto para anunciar su decisión sobre el informe del grupo de personas eminentes publicado la semana pasada, un plan de medidas económicas concretas contra Pretoria.
La semántica va a desempeñar un gran papel en la decisión de la primera ministra británica, ya que, mientras mantiene su oposición a las sanciones como tales, no desecha la aplicación de medidas concretas siempre que las apliquen igualmente sus aliados europeos, Estados Unidos y Japón.
En principio, y según fuentes cercanas a la Administración británica, parece que entre las medidas a las que no se opondría la señora Thatcher se encuentran la suspensión de los vuelos entre los países del Mercado Común y Suráfrica, a pesar de las dificultades jurídicas que entrañaría la ruptura de contratos vigentes, y la prohibición de importación de productos alimenticios y de nuevas inversiones.
Diversas informaciones aparecidas en la Prensa británica han indicado la preocupación de la reina Isabel II, como cabeza de la Commonwealth, ante la posibilidad de una ruptura de la organización como consecuencia de la intransigencia del Reino Unido en el tema de las sanciones.
El presidente Kenneth Kaunda, de Zambia, amenazó el domingo en una entrevista televisada con abandonar la Commonwealth si no se adoptan sanciones efectivas en la reunión de agosto. El presidente cambio, uno de los padres del nacionalismo africano, no es el único que amenaza a Thatcher. Unos 80 diputados de su partido hicieron saber ayer que votarían en contra del Gobierno en el caso de que se aprueben sanciones contra Suráfrica.
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