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REPRESIÓN BAJO EL 'APARTHEID'

La Commonwealth teme un baño de sangre en Suráfrica

El grupo de notables encargado por los líderes de la Commonwealth de preparar un informe sobre Suráfrica acusó ayer al Gobierno de Pretoria de "obstinación e intransigencia" y advirtió que la situación en el país de desembocar en el "mayor derramamiento de sangre desde la II Guerra Mundial". En una conferencia de prensa celebrada en la sede de la organización, en el clásico Pall Mall londinense, los dos presidentes del Grupo de Personas Eminentes -denominación oficial de la misión-, el ex primer ministro australiano Malcolm Fraser y el ex presidente de Nigeria general Olosegun Obasanjo, pidieron a los países occidentales más importantes la adopción de "sanciones sustantivas y realmente efectivas" contra Suráfrica.

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Fraser y Obasanjo presentaron a los medios de comunicación el informe que han redactado, y que recoge la conclusión de los siete miembros del grupo tras seis meses de trabajos, viajes y entrevistas en Suráfrica y en otros países. La constitución de la misión de notables fue decidida el pasado otoño durante la conferencia de la Commonwealth celebrada en las Bahamas y su creación constituyó una concesión a la primera ministra Margaret Thatcher, antes de la adopción de sanciones contra el régimen de Pretoria. El resto de los 49 países de la Comnionwealth está a favor de las sanciones.El informe es extremadamente crítico con el Gobierno surafricano, al que acusa de "no tener una genuina intención de desmantelar el sistema de apartheid (segregación racial)". Como consecuencia de esta actitud, añade, "se configura en el horizonte una conflagración racial de implicaciones aterradoras". "La violencia sin coordinación que se registra hoy puede derivar en un futuro no muy distante en un conflicto armado de primera magnitud que desemboque más allá de las fronteras surafricanas", añade.

El grupo pide la adopción de una acción coordinada de una naturaleza efectiva (una forma diplomática de pedir sanciones) que pueda ofrecer la última oportunidad de prevenir lo que podría ser el mayor derramamiento de sangre desde la II Guerra Mundial".

Los miembros de la misión expresan su convicción de que "el Gobierno surafricano está preocupado ante la posibilidad de que se adopten medidas económicas efectivas con él". Si Pretoria piensa que esas medidas no están próximas, "no es previsible que se acelere el proceso de cambio, mientras que se registraría una aceleración (del proceso) de violencia".

"En estas condiciones, el coste en vidas humanas tendría que contarse en millones", concluyen los notables, en una clara referencia a la espiral de violencia en la que se encuentra inmerso el país y que ha provocado la declaración del esta do de emergencia en todo el territorio nacional por parte del presidente Pieter W. Botha.

En un prólogo al informe, el se cretario general de la Commonwealth, sir Shridath Sonny Ramphal, manifiesta que "los medios que tiene la comunidad mundial su alcance para ejercer presión sobre Pretoria son pocos, pero reales". Esto significa, añade, "la aplicación de presión económica efectiva, principalmente por aquellas potencias económicas que son los socios comerciales de Suráfrica".

Petición de sanciones

En línea con el pensamiento del secretario de la Commonwealth, Fraser pidió concretamente, en su conferencia de prensa, a Estados Unidos, Reino Unido y República Federal de Alemania la imposición de sanciones y predijo una larga guerra de guerrillas que terminará con el control de Suráfrica en manos de elementos radicales si estas sanciones no se adoptan. La finalidad de las sanciones es conseguir que el Gobierno negocie con los elementos nacionalistas, porque, de otra forma, "la juventud negra llegará a la conclusión de que para ellos no existe otra alternativa que la lucha".Por su parte, el general Obasanjo, en una referencia a las acusaciones de Pretoria de que los nacionalistas no renuncian a la violencia, declaró que resultaba "poco razonable y poco realista pedir a quienes han sido privados de los derechos políticos y económicos que renunciaran a la violencia para siempre".

El informe preparado por el grupo será discutido a primeros de agosto en Londres en una reunión en la que participarán los primeros ministros del Reino Unido, Australia, Canadá, India, Bahamas, Zambia y Zimbabue.

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