Viaje al interior
El bautizo público de la joven compañía de Carmen Senra puede resumirse como satisfactorio, bien entendido que se trata del comienzo (y en su caso personal, de impulso de un grupo bajo su dirección). El programa es variado y hace que los espectadores acompañen el enérgico despliegue de los bailarines, en los que queda muy patente el deseo de bailar, y es una buena oportunidad para analizar la necesidad de sistematizar la enseñanza dancística en España.Formas y líneas, en realidad, son dos ballets. Doila Maristany ha compuesto una equilibrada coreografía atendiendo a las posibilidades corporales de los ejecutantes con ideas muy concretas, lo que las hace perfectamente claras y asimilables por el público. La primera, inspirada en las esculturas de Clará, está desarrollada en tratamiento de tierra, usando el tiempo de adagio para encadenar una sucesión de poses de singular belleza. La segunda, inspirada en la litografía de Calder y en su poética del móvil, es aérea, dibujando las evoluciones al ritmo de un allegro vivaldiano lamentablemente corto en el tiempo.
Muestra de Danza en Madrid
Carmen Senra. Danza contemporánea. Dirección: Carmen Senra. Formas y líneas: Dyola Maristany / Antonio Vivaldi-Pau Casals; A mi manera: Carl Paris / Miles Davis, Art of Noise, Nina Simone. Ego, alter ego: Carmen Senra / Andreas Wollenwieder, George Gross, Jean Michel Jarret y Percusiones Profiles. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 10 de junio.
La coreografía de Carl Paris, A mi manera, es confusa en su planteamiento argumental, quedando finalmente en una sucesión de cuadros aislados donde los cambios de vestuario desorientan por su variedad, rompiendo aún más la unidad necesaria en toda obra dancística.
La lectura en off de los poemas de Constantin Kavafis no aporta nada esencial, recargando unas secuencias coreográficas que en sí mismas están bien resueltas. Falla la unidad de los números, y una bailarina bien dotada, como Gloria García, no está aprovechada en la plenitud de su temperamento algo anárquico, pero fuerte. Mónica Runde posee una excelente línea física y la sabe desplegar en escena. La música empleada frivoliza la idea, a pesar de que resulte tan efectiva con respecto al público; la conexión que se produce es muy superficial, sobre todo siendo una pieza con pretensiones de mensaje.
Ego, alter ego es una producción de Carmen Senra que puede ser titulada también Viaje al interior de mi mente. Plagado de enormes dificultades técnicas al usar la luz negra, el ballet tiene elementos sorprendentes, aunque la estética empleada nos lleve al pasado reciente de la moda sicodéLica y este estilo plástico lo desfase de la actualidad. Hay un exceso de color y un abuso de los recursos del teatro negro que impiden ver la danza propiamente dicha.
La profusión de accesorios (máscaras, cinta de gimnasia) también en algunos momentos obstruye la liquidez de los movimientos. A pesar de esto, el resultado general de la pieza es coherente y su estructura refleja la madurez creativa de la coreógrafa. Es un grupo con todos los ingredientes para conseguir muy buenos productos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.