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LA CAMPAÑA ELECTORAL

"Guerra, desconoce, de tanto como se escondió, como entró Tejero en el Congreso", afirma el presidente del CDS

ENVIADO ESPECIAL Adolfo Suárez, líder del CDS, no espera que, cumplido el primer tercio de la campaña electoral, pueda haber ningún tipo de pacto paraevitar el tema del 23-F como elemento más llamativo en su cruce dialéctico con él PSOE. "Por mi parte, no, y no espero tampoco que por parte de otras fuerzas", dijo ayer. Suárez respondía a una pregunta sobre la posibilidad de que, tras su vuelta a Madrid, anoche (ha suspendido su visita prevista para hoy a Santiago), se produjese algún contacto, directo o indirecto, para evitar enconar esa cuestión como vértice de confrontación electoral.

Tras la conferencia de prensa, el líder centrista declaró: "Yo les estoy mandando un mensaje muy claro; si no lo entienden, allá ellos. No soy yo el que quiere seguir por ese camino, pero, sí se empeñan, no estoy dispuesto a callarme".

Por la mañana, en Oviedo, ante unas 500 personas congregadas en un cine, Suárez utilizó un latiguillo efectista y duro para replicar las declaraciones de Alfonso Guerra en Logroño, cuando el sábado sugirió que el ex presidente del Gobiemo de UCD debiera explicar su conversación con Tejero la noche del 23-F. "Guerra, siendo yo presidente", dijo Suárez, "aseguró que estaba dispuesto a subirme al caballo der Pavía, pero, de tanto como se escondió el 23-F, hoy todavía no sabe si Tejero, fue en caballo o en autobús".

El sábado, en una jornada de 20 horas, que comenzó a las 7.15 en Zaragoza y concluyó a las tres de la mañana del domingo en Oviedo, los hombres de Suárez frenaron su aparente intención de respuesta inmediata a Guerra y sugirieron, incluso, la posibilidad de un comunicado del partido para puntualizar y zanjar su postura respecto al intento golpista. El hecho es que el tema sigue apareciendo en los mítines y que el líder del CDS mantiene que no es él quien lo ha provocado. En privado, asegura incluso: "Si quisiera, podría machacarlos, pero voy a ser prudente".

Mientras, la campaña continúa en el tono abiertamente populista y escorado a la izquierda con que empezó en Madrid. La madrugada del domingo, en Gijón, y ayer, en Oviedo, Alejandro Rebollo, número uno del CDS al Congreso por Asturias, ex defensor de Julián Grimau en el proceso que le costó la vida, en 1963, y ex presidente de Renfe en tiempos de UCD, rindió por dos veces homenaje al comunista Horacio Fernández Inguanzo, proponiéndolo como ejemplo de luchador por los intereses de Asturias.

En otro momento de la cena-mitin en Gijón, ya de madrugada, se calificó de "intolerable" el hecho de los "golpistas con sueldos de por vida mientras hay obreros con 20 años de trabajo sin subsidio", en alusión a la pensión vitalicia que disfrutan los militares condenados del 23-F por una reforma introducida por los socialistas, que trataban de paliar la situación de los oficiales de la UMD, separados del Ejército y que disfrutan de la misma pensión.

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Este tipo de alusiones, lo mismo que el antiamericanismo de Suárez o sus diatribas contra la banca por lo que él juzga como excesivos beneficios, siguen despertando el entusiasmo entre el público.

En algún momento de la campafía ha estado a punto incluso de desbordarse y ha sonado algún trallazo especialmente duro, como el sábado por la tarde en Solares (Cantabria), cuando el número uno al Congreso por el CDS en aquella región, Manuel Garrido, en una discoteca atestada por unas 1.000 personas, llamó cobardes, en actitud muy agria, a Felipe González y a Alfonso Guerra.

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