Condena del materialismo
Uno de los aspectos mas destacados de la encíclica es su condena del materialismo en párrafos como los siguientes: "Por desgracia, la resistencia al Espíritu Santo, que san Pablo subraya en la dimensión interior subjetiva como tensión, lucha y rebelión que tiene lugar en el corazón humano, encuentra en las diversas épocas históricas, y especialmente en la época moderna, su dimensión externa, concentrándose como contenido de la cultura y de la civilización, como sistema filosófico, como ideologóa, como programa de acción y formación de los comportamientos humanos. Encuentra su máxima expresión en el materialismo, ya sea en su forma teórica -como sistema dé pensamiento-, ya sea en su forma práctica -como método de lectura y de valoración de los hechosy, además, como programa de conducta correspondiente. El sistema que ha dado el máximo desarrollo y ha llevado a sus extremas consecuencias prácticas esta forma de pensamiento, de ideología y de praxis es el materialismo dialéctico e histórico, reconocido hoy como núcleo vital del marxismo".
"Por principio y de hecho, el materialismo excluye radicalmente la presencia y la acción de Dios que es Espíritu en el mundo y, sobre todo, en el hombre, por la razón fundamental de que no acepta su existencia, al ser un sistema esencial y programáticamente ateo".
"En la contraposición entre el espíritu y la carne está incluida también la contraposición entre la vida y la muerte. Este es un grave problema sobre el que debe decirse ahora que el materialismo como sistema de pensamienta de cualquiera de sus versiones significa la aceptación de la muerte como final definitivo de la existencia humana".
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