Desencuentro en Berna
Le forma en que ha concluido en Berna la conferencia de expertos sobre los contactos humanos entre las dos partes de Europa marca una nueva recaída de las relaciones Este-Oeste y una innovación en lo que les sirve como medio de aplicación en el viejo continente: el acta de Helsinki, por la que los treinta y cinco países miembros de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (todos los Estados del continente menos Albania, pero con el añadido de Estados Unidos y Canadá) intentan continuar la obra de distensión iniciada en la capital finlandesa hace once años.Por primera vez desde hace mucho tiempo, esta reunión se ha terminado con un fracaso reconocido; los americanos tenían, según instrucciones de último minuto de Washington, que negarse a dar su acuerdo al proyecto ole compromiso presentado por los neutrales. Por lo tanto los expertos se presentaron al reinicio de la CSCE, previsto para septiembre en Viena, sin ningún tipo de recomendación.
¿Qué problema existía? Durante las últimas seis semanas, la reunión de Berna tuvo que afrontar, como de costumbre, el deseo de las democracias occidentales de extender a las sociedades civiles los beneficios de la distensión, y la preocupación de los países comunistas de mantener las barreras y los privilegios del agitprop. Las primeras pedían ante todo el desarrollo de los contactos entre creyentes y minorías nacionales o regionales que "tuviesen afinidades comunes", y también, como iniciativa francesa, nada menos que la abolición de los visados de salida para los súbditos de los países del Este. Dos temas en los que la URSS se ha mostrado inflexible.
El proyecto de los neutrales y no-alineados tuvo, que tener en cuenta la situación de punto muerto en que se encontraban las negociaciones y replegarse sobre proposiciones mucho más anodinas, tales como el desarrollo del trafico postal y telefónico, la retirada de objeciones a los matrimonios mixtos y la reunificación de las familias.
Aunque estas sugerencias no se apoyaban en ninguna garantía concreta, fueron aceptadas por el Este y la gran mayoría de las delegaciones occidentales estaban dispuestas a contentarse con ellas.( ... ) Pero alguna de las delegaciones se sintio decepcionada ante lo que consideraron como una negación por parte de los americanos a jugar el juego.(...)
28 de mayo
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