_
_
_
_

Llamamiento conservador en Suráfrica para que la derecha se una frente al Gobierno

Eugéne Terreblanche, líder del Movimiento de Resistencia Afrikaner, (AWB), ha hecho un llamamiento a todos los grupos conservadores del país para unirse frente al Gobierno en unas elecciones generales. "Juntos somos imparables", declaró un portavoz del Partido Nacional Reformado (HNP), de extrema derecha. Pero incluso unida la derecha no plantea una amenaza directa al monolito del Estado. Si se convocaran unas elecciones generales ahora, los derechistas podrían con seguridad reducir la mayoría del Gobierno, pero no derrotarle.

La mayor amenaza para el Gobierno viene de las concesiones que hace a la derecha a expensas de la inquieta mayoría negra, que se encuentra en el otro polo. El presidente Pieter Botha y sus reformas están siendo aprisionados en medio de los grupos blancos que consideran que luchan por su supervivencia: la derecha, principalmente situada en zonas rurales, ve irse a pique su civilización a manos de la dominación negra; la izquierda teme que el país sea enviado a la hoguera por los radicales negros impacientes por conseguir su libertad."El Gobierno está regalando mi país a los infieles y a los norteamericanos", declaró un simpatizante del AWB en un mitin en Pietersburgo, con la voz quebrada por la emoción. "Tenemos que conseguir pararles a cualquier precio".

En el otro extremo del espectro, Khulu Sibiya, comentarista político de raza negra, manifestó, a propósito del Consejo. Consultivo Nacional, la medida adoptada por Botha para implicar a los negros en algunas tareas de Gobierno: "Sólo es más bla bla bla".

El presidente, Botha parece mostrar mayor preocupación por las incursiones de la derecha que por las de la izquierda. La amenaza de la derecha viene de su propia gente, los afrikaners.

En las últimas elecciones parciales para cinco escaños blancos el 30 de octubre del año pasado, el Partido Nacional (NP) perdió bastante terreno frente a la derecha. El archiconservador Partido Nacional Reformado ganó al NP en una de las circunscripciones y los nacionalistas compartieron los votos en las otras. Botha interpretó el hecho como una advertencia del descontento de los blancos con sus políticas reformistas.

En el Parlamento, la derecha tiene 19 escaños -uno el HNP, y el resto, el Partido de los Conservadores (CP)-, frente a los 127 del Gobierno. Numéricamente no hay problema. Pero Botha está preocupado por los disidentes potenciales dentro del Partido Nacional e incluso dentro de su propio Gabinete, aunque parlamentarios, ministros hayan desmentido que tales divisiones existan.

Nelson Mandela, el líder del opositor Congreso Nacional Africano (ANC), se ha convertido en el peón principal de la batalla por el poder dentro del NP. Un grupo liberal, representado por el ministro de Asuntos Exteriores, Roelof Pik Botha, quiere que sea liberado, y el ANC, legalizado, para reducir, a través de la negociación, las sangrientas tensiones surafricanas.

El ministro del Interior, Frederik W. de Klerk, representa el pensamiento conservador. Fue él, como es conocido, quien dejó claro tras la correción de Botha al discurso de apertura del Parlamento de este año, que aunque se debe acabar con el apartheid, el desarrollo separadb de las diferentes razas no es suficiente.

Pik Botha es conocido por favorecer la apertura de una línea de comunicación con el ANC e intentar la liberación de Mandela. El duro golpe infringido por el presidente al ANC en tres Estados vecinos y su promesa de acabar con el movimiento si fuera necesario parecen parte de una concesión a los más derechistas de su partido. Fuentes políticas dudan, sin embargo, que estuvieran destinados a torpedear al grupo de personas eminentes de la Commonwealth británica y su cauto avance hacia el establecimiento de un diálogo entre el Gobierno de Suráfrica y el ANC. Los golpes fueron, sin embargo, bien recibidos por el Partido Conservador y el HNP.

La derecha cree firmemente que el Gobierno está perdiendo terreno frente a ellos y teme incluso que las moderadas reformas propuestas por el Partido Nacional busquen otros apoyos políticos. "El Gobierno no convocaría unas elecciones ahora, no tiene confianza para enfrentarse al electorado", comentó el líder del Partido Conservador, Andries Treumicht.

Los partidos y grupos de derechas quieren un cambio en el viejo estilo de apartheid. Terreblanche resumió su actitud en un mitin celebrado en Pietersburgo el pasado jueves por la noche. Dijo que creía que "eventualmente las líneas de batalla en Suráfrica se situarían entre el AWB y el ANC". Y aseguró, ante sus 3.000 alegres partidarios: "El AWB restaurará el orden con violencia".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_