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Entrevista:

La Fundación para el Apoyo a la Cultura inicia sus actividades

El espectador que haya visitado la exposición del cuadro La marquesa de Santa Cruz habrá podido contemplar a la entrada un panel con las más de 50 empresas privadas que colaboraron económicamente para la recuperación de la obra de Goya. Es el bautismo de las sociedades privadas en el campo de la promoción de la cultura. Una práctica usual en otros países occidentales que en España está comenzando y aún no tiene una normativa específica. La recién aprobada Fundación para el Apoyo a la Cultura ha emprendido ya importantes iniciativas. Mientras tanto, el conseller de Cultura de la Generalitat, Joaquim Ferrer, anuncia que hoy propondrá al Gobierno catalán el envío al Parlament -para su posterior remisión al Congreso- de una proposición de ley sobre incentivos fiscales para actividades culturales.

La Fundación para el Apoyo a la Cultura, cuya aprobación data del pasado mes de marzo, ha emprendido ya importantes iniciativas. Entre otras: restauración de pinturas en el Museo del Prado, exposición en Oxford con motivo de la visita de los Reyes, actos conmemorativos del 850º aniversario de Maimónides, y ha colaborado en el regreso de La marquesa de Santa Cruz, de Goya, y en exposiciones como la de Frida Khalo, Rembrandt, Juan de Flandes, la colección de Thyssen-Bornemisza y, más recientemente, la antológica de Monet.La fundación está constituida por cerca de una veintena de empresas de todo tipo, y quiere que la Administración regule las ventajas fiscales que le produzcan sus inversiones en cultura, ya que, hasta el momento no cuentan con ningún tipo de desgravación.

Juan de Herrera, marqués de Viesca de la Sierra y presidente de Petróleos del Mediterráneo, es el presidente de la fundación, cuya andadura acaba de comenzar. Parece empeñado en que la institución pase de ser "un grupo de amigos" a un verdadero centro de apoyo y promoción de la cultura, "donde aceptamos todo tipo de colaboración, por pequeña que sea, y de todo tipo de empresas".

Pregunta. La participación de instituciones privadas en eventos culturales aún sigue levantando suspicacias. ¿A qúe se debe?

Respuesta. Evidentemente, no estamos tan sensibilizados como están en otros países occidentales, pero también hay que decir que tampoco tenemos las ventajas fiscales que tienen en el extranjero, que es una de nuestras principales reivindicaciones. En países como Estados Unidos, el Reino Unido o Suiza las ventajas fiscales de cualquier obra que suponga mecenazgo o contribución a la cultura son imponentes, y se ha llegado a formar una verdadera conciencia. En España, con este afán centralista que hemos tenido toda la vida, uno paga sus contribuciones y no hay posibilidad de emprender nada. Sería mucho mejor si dejaran hacer directamente, y mucho más si nos unimos en una asociación como ésta para ir comunitariamente a programas que puedan ser ambiciosos y supongan una inversión que sobrepase las posibilidades de una empresa sola.

P. Los programas o proyectos que desarrollan ustedes, ¿deben tener algún visto bueno?

R. No, nada. Nos asesoramos del ministerio para no coincidir con ninguna iniciativa oficial. Al contrario, complementamos alguna iniciativa oficial. Nos coordinamos con el ministerio mediante un comité asesor que preside el ministro de Cultura.

P. ¿Cuáles son las exenciones fiscales que debe tener una fundación para que pueda actuar?

R. Yo creo que las máximas. Pero es un tema que estudiar y negociar con el Gobierno. Y luego que lo lleven a las Cortes y que las Cortes lo aprueben, porque supone una modificación importante de leyes y decretos. Si esto existe en todo el mudo, ¿por qué no hacer algo similar aquí? Nosotros estamos empezando. La lista de empresas es muy corta, prácticamente un grupo de amigos, que nos hemos unido, y aspiramos a que sea una parte importante de las empresas.

P. ¿Podría dar una idea del volumen de dinero presupuestado?

R. Como primer año es difícil saberlo; es el año que nos va a dar la pauta. Estamos adecuando los proyectos que podemos atacar con las posibilidades de financiación del grupo pequeño de sociedades que hay ahora. Al final de este ejercicio podremos tener una visión, partir de una base más sólida en 1987. Interesa contactar con empresas pequeñas que puedan aportar una cantidad mínima al año y que no emprenden ningún proyecto. En nuestra fundación no va a tener prioridad el que más dé, sino que hacemos una lista, por orden alfabético, de todas las empresas que han contribuido a un determinado proyecto con la cantidad que cada uno pueda.

P. ¿Su método de trabajo?

R. Tenemos una junta y una gerencia. Venimos celebrando una reunión mensual mínima, y buscamos los asesoramientos específicos para cada acontecimiento. Tampoco podemos tener un comité asesor permanente. Habitualmente son prestaciones gratuitas, que en algunos casos devolvemos, encargándoles un trabajo en un prólogo de un catálogo, por ejemplo. La asesoría principal es la del Ministerio de Cultura.

Disparar los precios

P. Se dice que las fundaciones contribuyen a disparar los precios.R. En esto no tienen mayor influencia las fundaciones. Lo que ocurre indudablemente en el mercado de arte mundial es que hay un tendencia a exagerar los precios, pero eso no es más que pura ley de oferta y demanda. Cada vez hay un mayor mercado de compradores. Antiguamente sólo compraban arte las grandes familias nobiliarias, y poco a poco fue entrando la gran burguesía. El primer impacto fue la entrada en ese mercado de Estados Unidos, y en particular de Tejas cuando el descubrimiento del petróleo y la proliferación de millonarios. En algunos casos los precios se duplican de año en año.

P. Se acusa a las fundaciones de que sólo se ocupan de artistas cotizados y consagrados, con poder de convocatoria.

R. Nosotros queremos atacar este mal. Tenemos pensado crear un, gran premio que dé la fundación en artes clásicas y que sirva de lanzamiento para los artistas. Y otras actividades, porque la fundación no tiene límites y se va creando sobre la marcha.

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