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RELACIONES ESPAÑA-LIBIA

Prudencia del Gobierno tras las acusaciones al embajador libio

El Gobierno español ha reaccionado prudentemente a las acusaciones, vertidas por presuntos terroristas, contra el encargado de negocios y embajador en funciones de la delegación diplomática libia en España. Según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, no es probable una expulsión inminente del encargado de negocios y actual número uno de la Oficina Popular de Libia (embajada) en Madrid, Ahmed Mohamed Nakaa, aunque no se descartan medidas severas si se confirman las sospechas de que Nakaa "es responsable de los hechos que le imputa Faisal Hanna Joudi", jefe del presunto grupo, terrorista La Llamada de Jesucristo, que ha sido detenido recientemente en Madrid.

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Nakaa dice que es víctima de un plan del espionaje occidental

El jefe del presunto grupo terrorista La Llamada de Jesucristo ha declarado que el embajador libio en funciones organizaba y financiaba en España atentados contra intereses norteamericanos y judíos. Nakaa ha rechazado de plano las imputaciones, y las autoridades españolas prefieren limitarse a "esperar la decisión del juez" en torno a si el diplomático libio será llamado o no a declarar. Las mismas fuentes gubernamentales expresaron su preocupación de que un empeoramiento drástico de relaciones entre España y Libia alterara la política de nuestro país en el Mediterráneo "de manera claramente desfavorable para nosotros". Además, pusieron de relieve la exigua reacción de otros países de la Comunidad, incluso en el caso de que, como Italia, hayan sido atacados militarmente por el Ejército del coronel Gaddafi.El jefe de La Llamada de Jesucristo ha declarado que mantuvo varias reuniones con Nakaa, quien le dio instrucciones y dinero para realizar acciones terroristas contra los objetivos mencionados, como informó, ayer este periódico. Las diligencias policiales con esas declaraciones se encuentran en poder del titular del Juzgado Central número 4 de la Audiencia Nacional, aunque esa instrucción judicial es absolutamente independiente de la posible decisión gubernamental de expulsar de España al diplomático libio.

Faisal Hanna Joudi y otros nueve supuestos terroristas de la citada organización fueron detenidos después de colocar cuatro kilos de explosivos en el Bank of America de la calle del Capitán Haya, en Madrid, que no llegaron a estallar.

El número uno de la Embajada libia en Madrid, Mohamed Nakaa, negó ayer las acusaciones que le imputa el jefe de La Llamada de Jesucristo, y afirmó que todo ello "es producto de un plan de los servicios secretos occidentales en colaboración con la CIA y el Mosad [servicio de espionaje israelí] contra Libia". Nakaa añadió que ni él ni nadie de la Oficina Popular "han mantenido reunión alguna ni dentro ni fuera de la oficina con el jefe de La Llamada de Jesucristo".

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Exteriores espera la aportación de pruebas para tomar una decisión sobre el jefe de la Embajada de Libia

Los principales responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores se mostraron cautos en sus afirmaciones sobre la posible expulsión diel diplomático, ya que ésa constituiría la primera decisión de reducir la presencia diplomática de Libia en Europa tomada, al margen de la Comunidad Europea, informa Emma Roig.En caso de que la expulsión se realizara se rompería el equilibrio diplomático que existe entre ambos países. Las representaciones oficiales de España y Libia están constituidas por tres diplomáticos de cada país acreditados en Trípoli y Madrid.

Fuentes gubernamentales precisaron que se está estudiando con mucha cautela la eventual expulsión del número uno de la embajada, ya que ello po&ía provocar tina escalada de reacciones que condujera a la ruptura de relaciones diplomáticas.

La expulsión de 11 libios que salieron de España el mes pasado- un diplomático y 10 estudiantes y profesores- se llevó a cabo de acuerdo con la decisión de reducir la presencia libia en Europa tomada por los ministros de Asuntos Exteriores de la CE. La siguiente expulsión, la del diplomático Saed Mohamed Alsalam Esmaiel, se produjo cuando Exteriores tuvo en su poder pruebas contundientes, a su juicio, de la culpa bilidad del representante libio en la financiación de los proyectos involucionístas del coronel Carlos de Meer.

Equilibrio diplomático

Inocencio Arias, director general de la Oficina de Información Diplomática, explicó ayer que 11 el Ministerio de Asuntos Exteriores tiene que esperar la aportación de pruebas. Si resultase cierta su culpabilidad -en el caso de Nakaa-, el Gobierno actuaría en con secuencia".

En el supuesto de que la expulsión se produjese en los próximos días por iniciativa del Gobierno, se rompería el equilibrio diplomático que existe actualmente entre España y Libia. Ambos países tienen en sus delegaciones respectivas tres personas acreditadas como diplomáticos. La delegación española en Trípoli está encabezada por el embajador Ricardo Peidró. En Libia residen unos 340 españoles.

Fuentes oficiales calificaron a Ahmed Mohamed Nakaa como un "testaferro", a pesar de que ostenta el primer puesto dentro de su embajada. Nakaa, de unos 40 años, llegó en 1981 a España para ocupar el quinto puesto de responsabilidad en la Oficina Popular libia.

"Alguien por encima"

Antes de ocupar el primer lugar, pasó por el segundo puesto de responsabilidad. Sin embargo, a juicio de las fuentes consultadas, el máximo encargado de la Oficina Popular "siempre tenía que consultar antes de tomar cualquier decisión". "Tenía a alguien por encima de él"

A este respecto, las citadas fuentes añadieron que "realmente el máximo dirigente era el considerado oficialmente como el número dos, Saed Mohamed Alsalam Esmaiel, acusado de servir de mediador entre el coronel De Meer y el coronel Muanimar el Gaddafi. para organizar actividades involucionistas en España".

Cuando el Gobierno español decidió la expulsión de los libios fue precisamente Ahmed Mohamed Nakaa el que acudió al Ministerio de Asuntos Exteriores a negociar con Jorge Dezcallar, director general para África y Oriente Próximo, el retraso de la salida de los diplomáticos.

Con Nakaa son ya tres los diplomáticos acusados de implicación en actividades contrarias a la seguridad del Estado. En los casos del encargado de asuntos culturales, Saed Mohamed Alsalam Esmaiel, y de Ramadán Ismaiel, el Ministerio de Asuntos Exteriores no se esperó la tramitación de las pruebas por la vía judicial.

El hecho de que en el caso de Mohamed Nakaa se espere al informe del juez se justifica, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, por la circunstancia de que este caso está basado en acusaciones y que en los otros dos existían pruebas. La semana pasada la policía detuvo a 10 integrantes de la organización La Llamada de Jesucristo, que se encuertran actualmente bajo prisión incondicional, según decretó el Juzgado Central número 4 de la Audiencia Nacional, que instruye el caso.

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