Los 'siete' se comprometen a coordinar sus economías y estabilizar el mercado monetario
Los dirigentes de los siete países más industrializados de Occidente se comprometieron ayer a adoptar una mayor coordinación de su política económica, así como la estabilización monetaria, como garantía para mantener el crecimiento y la paulatina recuperación a la que están contribuyendo la baja de los tipos de interés y el descenso del precio del petróleo. Los siete grandes se felicitaron por el doble éxito político y económico de la cumbre de Tokio, que finalizó ayer, y fueron unánimes al calificar la reunión como una de las más eficaces y optimistas de las 12 celebradas hasta ahora.
En el comunicado final, los siete volvieron a pedir la celebración de un segundo encuentro, este mismo año, entre el presidente norte americano, Ronald Reagan, y el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov.En el seguimiento de la coordinación económica a que se comprometen los asistentes a la cumbre Tokio jugará un papel especial el nuevo grupo de los siete, integrado por los ministros de Finanzas ole los, países miembros, quienes definirán las correcciones o las adaptaciones para que no se produzcan grandes fluctuaciones monetarias. A este grupo acaban de incorporarse Italia y Canadá. Creado en Nueva York el pasado mes de septiembre, su principal aportación fue la reducción coordinada de los tipos de interés y la caída de la cotización del dólar, divisa que consideraron sobrevalorada.
La cooperación más estrecha a la que se comprometen los siete grandes asistentes a la cumbre de Tokio -Estados Unidos, Japón, República Federal de Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá e Italia, más la presencia de representantes de la Comunidad Europea- incluirá la vigilancia en el crecimiento del producto interior bruto (PIB), los índices de inflación, los tipos de interés, los niveles de desempleo, la evolución de las balanzas comercial y de cuenta corriente, el crecimiento de la masa monetaria, el volumen de las reservas y los tipos de cambio de sus monedas.
La cumbre asumió la mayo parte de los planes económicos de Estados Unidos, que ha sido el gran vencedor, al conseguir que sus propuestas sobre terrorismo internacional -citando expresamente la presunta implicación de Libia- fueran asumidas por sus aliados europeos.
La mayoría de los dirigentes, en sus declaraciones, mostraron su optimismo por el nuevo espíritu de cooperación reflejado por los siete. El presidente Reagan dijo que había sido "un gran éxito para todos". La primera ministra británica, Margaret Thatcher, calificó la cumbre como la mejor de las que había conocido. El presidente francés, François Mitterrand, calificó la reunión como "la más completa".
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Editorial en la página 12
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