Sainetillo metafísico
Dice el autor que su obra es un apunte, apenas un boceto, y que su estructura es "en cierta medida humilde". No hay razones para contradecirle. Pero Olmo tiene también el claro pensamiento de la antigua izquierda, y ahí está, en estos sainetillos engarzados, levemente crítico para personajes y situaciones. Da la sensación de haber sido escrita en los tiempos de los pactos de la Moncloa y del consenso, y de que aquello le pareció inquietante, pero posible. Las situaciones van sobre todo hacia cuestiones de costumbres, de nueva sexualidad, prostitución, pequeña droga y una constante presencia de lo que fue o supuso la guerra civil. El escenario es un café, llamado Español, por donde pasan los diversos personajes.Este género -el sainete, el costumbrismo- ha estado siempre basado en el lenguaje Lauro Olmo está más atento a la
La jerga nacional
De Lauro Olmo. Intérpretes: Pedro Valentín, Eduardo Fajardo, Avelino Cánovas, Paloma Pagés, Carmen Lozano, Carmen Roldán, José Manuel Martí, Ismael Abellán, Rainón Pons, Manuel Brun, Marisol Ayuso, Andrés Mejuto. Decorado de Jesús Núñez. Dirección de Alberto González Vergel. Estreno, Centro Cultural de la Villa. Madrid, 22 de abril.
reproducción o a la crónica que a la demostración del ingenio propio. Hacia el final la obra. se vuelve como metafísica y vagamente misteriosa, en la línea del absurdo; hay un personaje distante, escrutador, silencioso, y algunos espectadores concluyen que es Dios, sobre todo porque lee el Ya.
No habiendo suficientes pruebas de que Dios lea el Ya, no hay por qué precipitar la conclusión. Más bien hay que inclinarse hacia la idea de que es el testigo, la conciencia, y por tanto el autor, del que hay suficientes rasgos intelectuales, biográficos y lingüísticos en la obra como para poder afirmar su existencia y su presencia.
La obra está incrementada por algunas canciones. Suele suceder en nuestro teatro, quizá como homenaje a Brecht o como remedo del cabaré intelectual, Como las compañías formadas de aluvión y la música ocasional no están profesionalizadas en este estilo, lo que se piensa que puede enriquecer la pieza la empobrece en la práctica, la abarata.
El reparto tiene algunos nombres de oficio sólido, pero la falta de estructura de la obra, la dificultad del diálogo o la escasez de su participación no les lleva muy adelante: la obra hace poco por ellos, y ellos poco por la obra. Y lo mismo puede decirse de la dirección de González Vergel y del sucinto decorado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.