Las residencias no son un mito
Mala es la lección que ha aprendido Manuel Arbeloa en el Pleno del Parlamento Europeo, y le daré unos datos para que le sirvan de mejor lección y pueda transmitirlos al Parlamento Europeo, del que es diputado.Supongo que no ignorará que en España, entre jubilados por la edad, por invalidez y por viudedad, rondamos los cinco millones de personas. Las residencias de la Seguridad Social disponen de unas 25.000 plazas, la mayoría para válidos, con sólo un escaso porcentaje para no válidos. Lo que conocemos como asilos, cuyo nombre se está cambiando por el de residencias, disponen de unas 80.000. En total, pues, poco más de un 2%.
Dice usted en su escrito a EL PAÍS del 17 de los corrientes: "Ya es hora de reconocer que las residencias de ancianos, tan útiles y hasta necesarias muchas veces, pueden convertirse en una nueva trampa de esta sociedad". No, señor Arbeloa. La trampa es lo otro, el querer taparnos la boca con sucedáneos. No es ninguna trampa construir en España por lo menos el doble de plazas en residencias de las que disponemos hoy.
Hemos dicho que se dispone de unas 105.000 plazas. Le pido que lea usted el reportaje del periodista don Ignacio Carrión titulado Reliquias humanas, publicado en EL PAÍS del 5 de los corrientes. Puede usted ir a la misma fuente si lo desea, el Inserso, y comprobar que para ingresar en una residencia de la Seguridad Social hay
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