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Los tres avisos

, Muchos novilleros -también muchos matadores de alternativa- acuden al primer coso del mundo un poco a lo loco. Desentrenados, sin contratos, confían en que salga un torito boyante para cortarle las orejas y así firmar 50 tardes. Por ejemplo, Luis Miguel Zapico, de León, nuevo en esta plaza, que se vestía de luces ayer por primera vez en la temporada. Demostró, además, poco valor y anduvo a la deriva toda la tarde, hasta escuchar, en el último, los tres avisos y verlo devuelto al corral.

En su descargo hay que anotar que sus dos enemigos se prestaban poco al lucimiento. El ganadero Miguel Zaballos mandó desde tierras salmantinas cinco reses feas, con malas ideas. Pelearon sin estilo contra la caballería y se dolieron en banderillas, para llegar a la muleta con codicia, pero con las embestidas muy cortas, cayéndose, en ocasiones, buscando el bulto. Precisamente el toro devuelto, manso, terminó enterito, cortando terreno. Estas condiciones negativas se vieron aumentadas en parte por una lidia a veces desordenada.

Miguel Zaballos Seseña, Lara, Zapico

Cinco novillos de Miguel Zaballos, flojos, con genio. El quinto, sobrero de Javier Osborne-Domecq, invidido. José Luis Seseña: palmas, una oreja. Pedro Lara: aplausos, vuelta. Luis Miguel Zapico: silencio, bronca.

El madrileño José Luis Seseña, que demostró valor y ganas, fue volteado dos veces por su primer enemigo. Tras matarlo mal, escuchó palmas de consolación. En el cuarto de la soleada tarde, construyó una faena jaleada y desigual, en ocasiones consiguiendo templar la violenta embestida. El presidente le concedió una oreja, protestada por los más exigentes.

Pedro Lara, de Vallecas, es muy alto e intenta desarrollar un toreo amanoletado, estilo poco propicio para las reses lidiadas ayer. Sin embargo, el chaval demostró aplomo y valor. A su segundo, un desangelado e inválido sobrero de Osborne-Domecq, le instrumentó una faena con altibajos que agradó a las masas. Aprovechando su estatura, mató bien, y flamearon los moqueros. Esta vez la presidencia hizo caso omiso, y todo se quedó en una vuelta triunfal.

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