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Vivimos una época en la que resultan más atractivas, las escenas que adelantan lo que será la próxima película que ella por sí misma, el cóctel de presentación del libro que su, lectura, el programa de mano que la función, el cartel que el espectáculo, la escenografía que el texto, y el grafismo que la escritura. Tienen más éxito las portadas que las páginas interiores, el diseño del objeto que su utilidad, el encanto del filósofo que la filosofía, la maqueta que el contenido, el envase que el líquido, los intermediarios que el protagonista, la telegenia que la ideología, y, el logotipo que los biotipos.Este cambio radical en la estética de fin de siglo escandaliza a muchos y, de hecho, trabajar con desgarro tal escándalo es la única especialidad de ciertos intelectuales que se resisten heroicamente a la perversión de las sustancias de contenido, y aun creen que lo importante no son las formas, las cosméticas o las apariencias, sino el fondo, el sentido interno, la cultura de las grandes tesis, las hondas esencias y los mensajes soterrados.

Critican mucho estos días la presentación social del logotipo de la Exposición de Sevilla de 1992. Dicen que en todo este tiempo esas infinitas comisiones y subcomisiones surgidas alrededor de la industria del V Centenario sólo han logrado diseñar un membrete, y lo dicen escandalizados, como prueba de vagancia comisaria. No puedo estar de acuerdo. Hoy día el logotipo lo es absolutamente todo. Lo intolerable es que hayan tardado tanto en diseñar la marca del Descubrimiento. Porque sin logotipo no es posible escribir cartas, abrir y cerrar contratos, organizar reuniones a alto nivel, saltar a la acción. Lo milagroso es que sin logotipo se haya creado tal cantidad de comités, subcomisiones, comisariados, delegaciones y burocracias. Todavía no sabemos en qué consistirá eso del 92, pero habemus logotipo, que es lo que importa y en realidad es lo único que queda. Ahora hay que transformar el logotipo en llaveros, encendedores, carteles, camisetas, vallas, anuncios, folletos, globos, chocolatinas y pegatinas, y ya está. En estos momentos el acontecimiento consiste en comercializar el logotipo del acontecimiento. Todo lo demás es relleno.

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