La Prensa ltaliana destaca como única novedad del documento vaticano la 'teoría de la no violencia'
Los diversos comentarios aparecidos ayer en la Prensa italiana sobre el nuevo documento vaticano, Libertad cristiana y liberación, insisten en que la única novedad consiste en que la Iglesia católica "ha bautizado a Gandhi" apropiándose de su teoría de la no violencia, que para Roma es sinónimo de "resistencia pasiva". Aunque algunos observadores apuntan que se ha tratado más bien de darle un salvoconducto a la acción de los católicos filipinos frente al ex dictador Marcos. También destacan el hecho de que el documento no menciona ni una sola vez la teología de la liberación, siendo esta corriente la causante directa del mismo.
El diario Il Corriere della Sera subraya el hecho de que el documento no ha nombrado nunca la teología de la liberación, "a pesar de que ése era el argumento", y el que se haya sustituido en él la expresión comúnmente usada por los teólogos suramericanos de "opción preferencial por los pobres" por la de "amor de preferencia por los pobres". Y afirma: "Estas cautelas lingüísticas, como también la puesta en guardia contra el 'mito de la revolución', indica con claridad la intención de Roma de hacer una llamada a la prudencia a las comunidades católicas latinoamericanas más empeñadas en el campo social".A su vez, La Repubblica, con un cierto sentido del humor, escribe: "En realidad, en el documento se puede encontrar de todo. Es una suma filosófico-teológica, ético-social, en la que se explica cómo ha ido el mundo hasta ahora (es decir, mal), y cómo podría ir en el futuro (es decir, bien) si se escucharan los consejos de la Iglesia en todos los campos". Añade el diario romano: "Existe en el documento un pesimismo difundido sobre toda la naturaleza humana, sobre la capacidad de progreso de la historia humana", y prosigue: "Quizá habrá que nutrir también pesimismo acerca de la capacidad de progreso teológico de la Iglesia católica: los maestros de la Edad Media y de la escolástica eran más inteligentes cuando hacían estas cosas". Y cita como ejemplo de "vanalidad teológico-devocional" cuando el documento del ex Santo Oficio afirma que "libertad no es libertad para hacer las cosas, sino que es libertad para el bien, es decir, para la felicidad".
El diario Il Manifesto ha escrito: "El documento tan esperado puede contentar a todos (por su capacidad de colocarse al centro) menos a quienes del documento esperaban algo de nuevo, de profético y de lanzamiento hacia una Iglesia distinta. El estilo es acolchonado; los conflictos, lejanos. Por suerte, ninguna condena. Pero tampoco ninguna autocrítica. Como si las relaciones entre el catolicismo y la libertad hayan sido siempre idílicas. Parece como si en los países oprimidos del Tercer Mundo la Iglesia hubiese estado siempre de la parte de los pobres y la cruz siempre contra la espada. Menos mal. En un mundo dividido, paralizado, incierto, Roma vuelve a indicar una vez más una salida en grado de salvar a todos y a todo: basta con escucharla".
El concepto de pecado
Por su parte, el experto del diario Paese Sera ha criticado el concepto rancio de pecado recogido por el documento. y escribe: "El pecado como fuente de todo mal y de toda esclavitud tomado de la vieja concepción de san Agustín es la clave de todo el documento, que identifica el bien con el reconocimiento de Dios y el mal con su negación o su abandono". Y añade: "En el documento, hasta la historia parece fuera de juego", preguntándose a continuación, "¿Cómo explicaría si no el documento vaticano regímenes del pasado y del presente llenos de concesiones a Dios pero que oprimen a los hombres?".Para Paese Sera "el documento se mueve siempre sobre el filo de la navaja: liberación del hombre, sí, pero antes que nada afirmación de Dios y de la Iglesia. La liberación humana es vista como una simple consecuencia de la liberación sobrenatural cristiana posible sólo en la Iglesia".
El jesuita italiano Angelo Macchi, del centro de estudios sociológicos San Fedele de Milán, que participó en la redacción del documento y estuvo presente junto al cardenal Ratzinger durante la presentación del mismo, afirmó ayer en una entrevista al diario brasileño O Globo que el hecho de que el documento no nombre nunca la teología de la liberación fue intencionado. "Se ha tratado", dijo Macchi, "de decirles a los teólogos que lo que hace falta ahora es analizar la libertad y la liberación a la luz de la teología. La teología de la liberación ha querido, al revés, explicar la teología a la luz de la liberación humana".
Macchi ha explicado que por esa razón, a partir de este documento no se debería volver a hablar de teología de la liberación, sino, como indica el texto, de libertad y liberación cristiana a la luz de la Revelación y del Magisterio de la Iglesia.
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