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Nabih Berri se afianza al frente del shiísmo libanés

Una traca de disparos al aire recorrió, en la noche del pasado viernes las calles de Beirut oeste tras conocerse la noticia de que Nabih Berri, abogado de 48 años, había sido reelegido presidente de Amal, el más poderoso movimiento shií libanés. La Prensa de Beirut informó que seis personas; tuvieron que ser hospitalizadas tras haber sido alcanzadas de modo casual por algunos de los balazos con que, de modo muy libanés, los partidarios de Berri expresaron su alegría.

El sexto congreso, de Amal había comenzado en la noche del jueves y, en vez de prolongarse hasta el domingo como estaba previsto, concluyó tras la elección de Berri. Unos 500 delegados asistieron al cónclave del movimiento político y militar que, bajo el lema Martirio y construcción, se celebró en una escuela del suburbio meridional beirutí de Burj el Burajne. Las sesiones estuvieron cerradas a la Prensa y se desarrollaron en medio de impresionantes medidas de seguridad. Mucho antes de llegar al escenario del congreso, Amal había instalado controles callejeros con barriles rellenos de arena y pintados de rojo, negro y verde y milicianos armados con kalashnikov y lanzacohetes RPG.Berri es presidente de Amal desde 1980 y alcanzó popularidad universal el pasado año, cuando se erigió en mediador durante el secuestre, de un avión de la TWA desviado a Beirut. En la actualidad combina los papeles de líder de un movimiento opuesto a la estructura política tradicional de Líbano y, al mismo tiempo, ministro de Justicia y de los Asuntos del Sur del País. Está considerado como "demasiado moderado" por muchos de sus correligionarios y a ello contribuye el que vista con chaqueta y corbata y dialogue con políticos occidentales.

Tras ser reelegido, Berri leyó un discurso en el que alabó la resistencia antiisraelí en el sur del país, pero rechazó que los palestinos vuelvan a ostentar el poder que tenían en las áreas musulmanas de Líbano antes de la invasión israelí de 1982. Precisamente, desde el pasado Viernes Santo, los milicianos de Amal intercambian tiros y cañonazos con palestinos prosirios y pro-Arafat encerrados en sus campos de Sabra, Chatila y Burj el Burajne. Los combates, que ya han causado unos 40 muertos, se reprodujeron al finalizar el congreso.

Como países amigos de su causa, Berri citó a Siria, Argelia e Irán. El presidente de Amal expresó también su oposición a que la paz en Líbano se consiga por un retorno a la situación previa al comienzo de las guerras civiles, cuando los cristianos maronitas tenían en sus manos las principales riendas del Estado.

Los shiíes libaneses y su movimiento Amal son, por el momento, los grandes vencedores de la crisis libanesa. Antes de 1975 eran la comunidad más pobre del país y durante los primeros años de guerras civiles ni tan siquiera eran citados como una fuerza en presencia. Su oportunidad llegó con el aliento aportado por la revolución iraní y con la retirada palestina tras la invasión israelí de 1982. Hoy, Amal y el PSP (drusos), de Walid Joumblat, son las principales fuerzas en casi todo el Líbano musulmán.

El poder del shiismo libanés deriva, ante todo, de su potencia demográfica. Se calcula que hoy hay unos 900.000 shiíes en Líbano, frente a 700.000 cristianos maronitas. Son, pues, la comunidad más numerosa de un país de 3.100.000 habitantes. Otra de sus armas es su pobreza. Son los que menos tienen que perder con el deterioro de la situación.

Y, por supuesto, cuentan con su piedad religiosa, su profunda convicción de que en el islam están todas las respuestas. Sin embargo, el ascenso del fundamentalismo es el cáncer de Amal, según todos los comentaristas políticos libaneses. Frente a la actitud "moderada" de Berri, las posiciones radicales y proiraníes ganan día a día peso en la comunidad shií.

En el valle de La Bekaa, al este de Beirut, el poder lo ejerce Amal Islámico, una escisión del movimiento que mantiene excelentes relaciones con los pasdaranes iraníes. Hezbollah (Partido de Dios) es fuerte en los suburbios del sur de Beirut y en las zonas meridionales de Líbano, esto es, entre los shiíes más desheredados. Hezbollah, cuyo líder es el clérigo Mohamed Hussein Faddalah, es partidario de la instauración de una república islámica en Líbano. De esa misma opinión son los grupos clandestinos, como Yihad Islámica, que atentan contra intereses occidentales en Líbano y secuestran residentes extranjeros.

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