Felipe González suaviza las diferencias entre el Gobierno y UGT

El presidente del Gobierno, Felipe González, defendió ayer las respectivas autonomías de UGT y del PSOE, pero sin que ello suponga una desvinculación del proyecto socialista. En su intervención ante el congreso de la central, González redujo a diferencias tácticas las discrepancias registradas en el seno de la familia socialista con motivo de la política promovida por el Gobierno. Pero la mayor parte de su discurso, que en algunos momentos adquirió tonos de regañina, estuvo dedicada a explicar los logros de su Gobierno en estos últimos años: contención de la inflación, reducción del déficit y crecimiento económico. Además de las leyes laborales y las medidas adoptadas en favor de los trabajadores.

Las palabras del presidente del Gobierno fueron recibidas por fuertes aplausos de los congresistas puestos en pie, excepto las delegaciones de banca y construcción, que permanecieron ostensiblemente sentadas. Felipe González había sido recibido con un fuerte abrazo por el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, y aunque advirtiera que él no era partidario de la autosatisfacción triunfalista, los casi 20 minutos de intervención los dedicó a hablar de la política del Gobierno, que en los últimos tres años ha logrado restablecer el grave desequilibrio económico de nuestro país.

La herencia culpable

El presidente recordó -y pidió a todos que lo tuviesen presente- que los socialistas habían encontrado una grave crisis que precisaba de un ajuste que ningún otro país había sido capaz de realizar con tanta rapidez y manteniendo al mismo tiempo el crecimiento.Del éxito de esta política de ajuste hizo partícipe a la UGT, que al defender el modelo de concertación había conseguido acelerar el proceso de saneamiento. En esta misma línea recordó que el Gobierno había llevado adelante una política social progresista, que concretó en aumento del 75% de los fondos destinados a atenciones sociales, incremento del 11% en pensiones, mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios, contención del paro, reconversión industrial no traumática, participación española en el proyecto europeo, subida de la inversión privada, contención del déficit, reducción de la inflación...

No ocultó, sin embargo, Felipe González que la forma en que se ha llevado adelante el ajuste económico ha provocado las críticas de UGT, pero matizó que estaba convencido de que se trataba de críticas tácticas, porque si fueran estratégicas, el modelo social habría quebrado.

Según sus palabras, la UGT debe hacer un esfuerzo para asumir los cambios sociales y dar entrada a los nuevos colectivos que la aplicación de las tecnologías hacen surgir en el mundo laboral.

Las expectativas despertadas por el anuncio de la intervención del presidente del Gobierno se vieron en parte defraudadas. Algunos de los dirigentes consultados expresaron su desilusión ante el hecho de que Felipe González no hubiera entrado a fondo en cuestiones como las relaciones entre partidos y sindicatos, y calificaron de frío, falto de contenido, y sin nervio, el discurso del presidente.