El Gobierno ha saneado la economía a costa de elevar el paro a tasas nunca conocidas, según Nicolás Redondo
Nicolás Redondo, secretario general de UGT, realizó ayer fuertes críticas a la política económica del Gobierno socialista, que ha conseguido un saneamiento económico a costa de situar el paro en las mayores tasas conocidas". En su informe ante el 34º congreso de la central socialista, que comenzó ayer en Madrid, Redondo rechazó esta filosofía, cuando "se nos presente mediante una utilización falsa del término socialdemocracia". Sin embargo, reiteró el apoyo de UGT al Gobierno y su deseo de caminar juntos, manteniendo una separación de funciones entre el partido y el sindicato.
Las palabras del secretario general contestaban en parte las pronunciadas por Felipe González esa misma mañana. González se había mostrado satisfecho por el saneamiento de la economía llevado a cabo por el Gobierno socialista. El informe presentado por Nicolás Redondo ante el 34º congreso de UGT no olvidó ninguna de las grandes cuestiones que tiene hoy planteadas la familia socialista, desde el modelo de sociedad a las relaciones entre partido y sindicato y el papel que las organizaciones obreras deben asumir con un Gobierno de izquierdas. Redondo, que comenzó destacando los logros alcanzados por los socialistas -jornada de 40 horas, ley de libertad sindical, ley de educación, consolidación de las autonomías- no ahorró las más amargas críticas hacia "las promesas que no se han cumplido".En esencia, los incumplimientos, que Redondo llamó duras realidades, son: "no se promulgó una política sanitaria progresista; se han promulgado normas que perjudican a los trabajadores en materia de Seguridad Social, y han sido necesarios ingentes esfuerzos para que se adopten decisiones de protección a los parados no ya en línea con lo prometido, sino en cumplimiento de lo pactado". A ello añadió la existencia de 700.000 parados más que en 1982 y que "la política de ajuste haya prevalecido sobre cualquier intención de combinarla con el crecimiento, mientras el bajo porcentaje de población activa ha permanecido invariable".
"Aplaudimos, pues, sin reservas todo cuanto de positivo ha realizado un Gobierno que cuenta con nuestro apoyo, pero para ser igualmente sinceros, no podemos decir que las cosas hayan marchado todo lo bien que podía esperarse. Éstas y no otras son las causas de algunas críticas, éstos y no otros son los motivos de algunos enfrentamientos".
Redondo, que fue interrumpido con fuertes aplausos en distintos momentos de su intervención, continuó señalando que el sindicato no podía aceptar los planteamientos de sanear la economía aún a costa de un desempleo insoportable, ni siquiera "cuando se nos presenta mediante la falsa utilización del término socialdemocracia". Y explicó que la socialdemocracia "no es neoliberalista, es socialismo en libertad, y no defiende el capitalismo decimonónico, sino una economía de mercado eficaz".
En este mismo sentido indicó que abogaba por la recuperación del discurso de la izquierda, por la sensibilidad hacia los principios que significaron el progreso de la humanidad, y recordó que habían tenido que hacer frente a una ofensiva que no había venido sólo de la derecha tradicional.
Dimensión política
Con cierta amargura explicó a los congresistas que "no vamos a encontrar socialdemocracia alguna donde se hayan producido dos millones de despidos en cinco años, o en la que haya pensiones de las cuantías que aquí conocemos".El secretario general de UGT propuso al congreso que la central socialista siguiera manteniendo una dimensión política, porque aseguró "no puede subordinar su papel de defensa de los trabajadores a las decisiones de los partidos o de los Gobiernos, y debe seguir criticando o apoyando todas las medidas de este o de otro Gobierno sólo en función de sus propios criterios".
Rechazó que la UGT fuera o hubiera de convertirse en un partido dentro del partido, pero abogó por la intervención del sindicato en la política. En este sentido calificó de reaccionarios a los que defienden consignas sobre la no intervención del sindicato en la política, y con ironía manifestó que "nunca queda demasiado claro si se cuestiona que hagamos política o que hagamos una política que no les gusta a nuestros críticos".
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