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El Vaticano, preocupado por la excesiva liberalidad de las anulaciones matrimoniales

Juan Arias

A mediados de este mes de abril se realizará en el Vaticano una reunión plenaria de todos los cardenales que forman parte de la congregación de sacramentos para estudiar el delicado problema de las anulaciones matrimoniales por parte de la sagrada Rota y, en especial, de la aplicación del canon 1.061 del nuevo código de derecho canónico, que entrará próximamente en vigor y que trata de la consumación del matrimonio y donde se ha introducido una cláusula que ha servido para que los jueces de manga ancha, sobre todo en Estados Unidos, se hayan lanzado a despachar con rapidez toda una serie de anulaciones pendientes.

En la mencionada reunión plenaria extraordinaria podría incluso participar el propio papa Juan Pablo II, que está personalmente preocupado por el tema. La noticia reservada la ha revelado en el diario Il Messaggero el experto vaticanista Giampaolo Jorio.No es el tema genérico de las anulaciones matrimoniales, que tanto interés ha suscitado siempre en la Iglesia y fuera de ella, sino el hecho de que podría estar abriéndose la posibilidad de una especie de divorcio canónico a través del ensanchamiento de los criterios de nulidad en los últimos tiempos, precisamente para evitar que los católicos acudan a los tribunales civiles para disolver el vínculo matrimonial.

Si hace años era complejo y largo el proceso de anulación canónica, cosa que había dado lugar a no pocos abusos y escándalos de tipo económico para acelerar el proceso sirviéndose de jueces benévolos o corruptibles, hoy las anulaciones son más fáciles de obtener, ya que la Iglesia ha introducido el problema de los motivos psicológicos para disolver un matrimomo.

La importante controversia que se plantea en la Iglesia en estos momentos va más allá de los motivos psicológicos, se trata del mencionado canon 1.061 del nuevo código de derecho canónico, que entrará en vigor dentro de unos meses. Dicha cláusula afirma que para que el matrimonio se considere consumado es necesario que el coito se realice humano modo, es decir, de forma humana.

El coito 'humano modo'

¿Qué quiere decir? Éste es precisamente el problema que la interpretación de dicha fórmula, modo humano, puede dar lugar a muchas hipótesis. ¿Es, por ejemplo, humano el acto matrimonial si uno de los esposos está bebido? ¿O si están bajo los efectos de la droga? ¿O si la mujer no ha sentido placer? ¿O si se ha tratado de un acto puramente carnal, sin afecto profundo en aquel momento? Y así mil cosas más.Por eso, sobre todo los jueces más severos de la Rota están preocupados, como ha empezado a estarlo el mismo Papa, que ha convocado la sesión plenaria de la congregación de sacramentos. Se pretende que sea dicha congregación la que interprete la cláusula humano modo, incluida en el nuevo código de derecho canónico.

En realidad están de por medio dos concepciones de teología moral católica opuestas entre sí. Por un lado, la del antiguo código de derecho canónico que se fundaba en la doctrina tradicional del difunto Luigi Cappello, quien defendía en su teología moral clásica, profundamente machista, que para considerar consumado el matrimonio bastaba «un hecho externo de perfecta cópula natural, tanto si se llevaba a cabo con un acto humano o de otro modo, tanto si se hacía consciente y libremente como si lo era inconscientemente o bajo coacción, tanto justa como injustamente, puesto que el cónyuge puede consumar el matrimonio aunque esté borracho".

En sentido contrario, Urbano Navarrete, rector de la universidad gregoriana de los jesuitas de Roma, donde estudian más de 2.000 seminaristas de todo el mundo, sostiene en su teología moral que no basta el coito físico para que pueda considerarse consumado un matrimonio, ya que es necesario que dicho acto sea humano, y que no se realice bajo violencia física.

Es decir, que para que el acto matrimonial sea tal y considerado por la Iglesia como consumación del sacramento no basta la pura penetración física ni la sola emisión de semen en la vagina de la mujer, sino que es necesario que sea un acto humano realizado con plena conciencia y libertad.

La comisión de revisión del código, que se siente ahora acusada por muchos jueces de la Rota de haber abierto una puerta que no se sabe dónde puede conducir en la delicada materia de anulaciones, se defiende diciendo que se ha inspirado en el Concilio Vaticano II, el cual en el documento Gaudium et spes, en los números 48 y 49, ha afirmado que el acto matrimonial debe ser consumado de forma humana y no sólo mecánica.

Como se ve, se trata de dos palabras preñadas de importante significado revolucionario en la moral católica, pero que como tantas otras cosas escondidas en el concilio empieza a dar miedo y se pretende ahora esterilizarla de su fecundidad con nuevas interpretaciones restrictivas de frío canonismo jurídico.

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