Duro pulso en Grecia entre Papandreu y los sindicatos
El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, visita estos días Turquía y Grecia, los dos países del flanco suroriental de la Alianza Atlántica. Dos países que exigen mayor ayuda por la presencia de las bases de EE UU y mantienen seculares problemas fronterizos bilaterales, que inevitablemente aflorarán también durante este viaje. Una bomba destruyó ayer en Atenas una estatua dedicada al ex presidente norteamericano Truman, como anticipo de lo que puede ser una conflictiva visita de Shultz. Un enviado especial de EL PAÍS viajó recientemente a Grecia y Turquía, donde evaluó su situación política y económica.
La muerte del primer ministro sueco Olof Palme ha dejado a Andreas Papandreu muy solo en la familia socialista europea, a cuya internacional no pertenece el PASOK griego. En Estocolmo fundó Andreas Papandreu el PAK, movimiento de liberación griego, precursor del PASOK durante la dictadura de los coroneles (1966-1974). El fogoso primer ministro griego, antípoda temperamental del Norte frío, siente afinidad por Escandinavia. Hace unos días, el ministro finlandés de: Exteriores, Paavo Vayrynen, un centrista, abogaba en Atenas por la desnuclearización de las penínsulas balcánica y escandinava, los dos finisterres de Europa. Pero los problemas internacionales han perdido peso en las preocupaciones de Papandreu, muy concentrado ahora en la grave situación económica del país y sumido estos días en un duro pulso con el movimiento sindical, que se le va de las manos ante la marea de depresión económica que azota el país.Si mejorara su situación económica, los griegos le perdonarían mañana mismo a Papandreu el incumplimiento de las tres redenciones que prometió cuando ganó las elecciones por primera vez en 1981: salida del Mercado Común, salida de la OTAN y cierre de las bases de EE UU.
Papandreu dedicó sus primeros cuatro años de gobierno (1981-1985) a modernizar el país, mejoró las jubilaciones, subió los salarios, absolvió a griegos y griegas del delito penalizable del adulterio y amplió la estructura sanitaria hasta las más remotas de las 3.000 islas griegas. El gasto público creció parejo. Pero queda mucho por hacer. Yorgos Papandreu, hijo del premier y adjunto a la actriz y ministra Melina Mercuri en el Ministerio de Cultura, acaba de anunciar que dos de los 10 millones de helenos son analfabetos.
Los comunistas, en baja
En otoño de 1985, poco después de ganar las elecciones, Papandreu tuvo que abolir la escala móvil, que ajustaba automáticamente la evolución de la inflación a la de los salarios. Advirtió que cada griego debe en el extranjero 1.400 dólares (14.000 millones de dólares de deuda externa, unos dos billones de pesetas).
Los comunistas, por primera vez desde la caída de los coroneles, vieron descender su atractivo popular, contando ahora con un 9,8% de los votos. Pero, fuertes en el mundo del trabajo, lograron dar un golpe en los sindicatos de mayoría socialista y desencadenar dos huelgas nacionales desde octubre en contra de las medidas de austeridad. Unas 300.000 personas entraban en huelga el pasado día 20. Cuarenta mil camioneros han bloquedado las carreteras griegas durante las primeras semanas de marzo, habiéndose producido diversos incidentes con la policía.
Un historiador griego, próximo a la dirección del PASOK, declaraba recientemente que los dos partidos comunistas se equivocarían si le plantearan una pugna al movimiento socialista panhelénico: "Creen que recogerán nuestros votos de izquierda, pero deberían abrir los ojos ante la aritmética electoral: bajan cuando bajamos y suben cuando prosperarnos".
El Gobierno impuso hace un mes una dura multa a la administración del diario comunista Rizospastis (el radical), que había violado las normas de congelación salarial y subido las pagas de sus trabajadores. Casi toda la Prensa fue a la huelga, exigiendo de sus empresas que infringieran las normas e incrementaran también sus salarios.
La hora de la verdad sonará en las elecciones municipales de octubre, muy difíciles para los socialistas. Un resultado demasiado adverso podría provocar elecciones generales anticipadas. A la derecha le ha salido la escisión de Kostas Stefanopulos y su Movimiento de Renovación Democrática, opuesto a la controvertida imagen del líder derechista Konstantin Michotakis. Pero, sin el genio mesiánico de Karamanlis, difícilmente los conservadores podrán ganarle al PASOK. Karamanlis fue defenestrado por Papandreu de su cargo de presidente de la República la pasada primavera. Dice haberse retirado de la política, pero, si le rogaran que volviera, Papandreu podría perder.
Por el momento, con vistas a las elecciones de octubre, el premier heleno intenta pactar con la izquierda histórica, esencialmente comunista, sin interrumpir por ello el giro a la derecha que el pago de la deuda exterior y la crisis económica le imponen. De una cosa ha convencido Papandreu a la CE y a Estados Unidos: sin el PASOK en el poder, Grecia sería ingobernable. En las elecciones de 1981 el PASOK sacó el 48% de los votos en las de 1985 el 46%.La derecha de Nueva Democracia subió en ese período del 35,8% al 41%.
Pero, suponiendo que la derecha consiguiera ganar royendo a los socialistas por el centro o presenciando la desintegración del PASOK, la amalgama resultante de izquierdistas haría desde la oposición difícilmente gobernable al país. Respecto a la oferta de diálogo de Papandreu, el Partido Comunista griego ha aceptado con tres condiciones: la suspensión de la congelación salarial, el cese de la violencia policial contra los huelguistas y la no expulsión de los líderes sindicalistas. El minoritario Partido Comunista del Interior -1,8% del electorado, similar en muchos aspectos al primitivo PSI de Enrique Tierno Galván-, ha respondido favorablemente a la colaboración de los socialistas.
Un presidente enfrentado con la Prensa
El presidente de la República griega, Christos Sarchetakis, está teniendo problemas de mala Prensa. Sarchetakis sucedió hace un año a Konstantin Karamanlis, especie de Winston Churchill griego, al que el Partido Socialista Griego (PASOK) le retiró su confianza.En 1963 Sarchetakis no dudó en enfrentarse con el intocable aparato de la derecha palaciega helena. Magistrado incorruptible, intentó ir hasta el final del oscuro asesinato político del diputado izquierdista Lambrakis. Jean-Louis Trintignan encarnó al personaje del actual presidente en el filme Z, de Costa-Gavras.
Ya presidente, Sarchetakis se enfrentó el pasado verano con la Prensa al negarse a invitar a determinados informadores de derechas a una gran fiesta. Los periodistas se toman muy en serio en Grecia y empezaron a seguir los pasos del indomable magistrado.
Comenzaron a proliferar los chismes y las noticias. Al nuevo presidente se le reprochó estar supuestamente contra el aborto, en un país donde la feminista norteamericana Margarita Papandreu, esposa del premier, preside manifestaciones en favor de la interrupción del embarazo. Se le criticó por mandar su coche desde Atenas hasta Salónica a bordo de un avión Hércules.
Un juez abrió una investigación sobre el empleo que Efi Sarchetakis había obtenido en el Gabinete presidencial tras el nombramiento de su esposo, pero una instancia superior zanjó el caso. Por último, se ha acusado a su secretario, Leonidas Papakarias, de presunta colaboración con la junta de los coroneles en el destierro de demócratas.
El broche de humor de esta ofensiva lo daba el diario Vima, el más serio de la izquierda. Sarchetakis presenció en el Epiro un desfile militar patriótico. Al final del acto, se acercó a un inválido que había desfilado en su silla de ruedas, llevado por una enfermera, y le agradeció su heroísmo en contra de Mussolini. Nada más irse el presidente, los periodistas vieron cómo el presunto cojo saludó a la enfermera, se levantó y desapareció entre la multitud llevando su silla de ruedas con paso firme y sano.
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