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Imanol Arias: "No sé que pueden inventar ahora los que piensan que sólo soy un galán de moda"

Andrés Fernández Rubio

Imanol Arias, un actor que ha protagonizado nueve películas y ha intervenido en otras tres, además de sus importantes papeles en varias series televisivas, lamenta que su condición de galán de moda le haya perjudicado hasta el punto de que sus detractores le califiquen como un actor inconsistente, favorecido por los gustos pasajeros del público. "No sé qué pueden inventar ahora los que sólo me consideran un galán de moda", afirma.A sus 30 años recién cumplidos, Imanol Arias ambiciona demostrar, y a sus película! se remite, que es un actor versátil, "con capacidad de transformación y de distanciamiento sobre mí mismo a la hora de actuar". Los dos filmes que ha protagonizado en el último año, Lulú de noche, de Emilio Martínez Lázaro, y Tiempo de silencio, de Vicente Aranda, se proyectan en estos días.

Imanol Arias intenta que su fisico no le condicione. Quizá sea el actor más popular de España. Entra en una cafetería y desde que aparece por la puerta ya es el objetivo de muchas miradas, los camareros son especialmente amables y alguna mujer le pide con timidez autógrafos por partida doble, para ella y para alguna amiga, que Arias firma con cierta displicencia en los posavasos.

"El factor físico te acompaña", dice, "es algo irremediable, la cámara se aproxima y capta tus elementos. Me parece un riesgo trabajar con lo evidente, que es el físico. Esto puede llevarte a una dinámica nada creativa. El físico es tu sello personal y todos los grandes tienen este sello, pero también poseen esa capacidad de transformación que me interesa".

Oficio duradero

Imanol Arias entiende la actividad de actor como "un oficio duradero, de resistencia". Cuando habla, actúa, y no olvida ni por un momento el arma de la seducción. Mezcla rasgos de espontaneidad con guiños al interlocutor, en un intento de cr ear un mecanismo de complicidades para que al final de la conversación surjan las ganas de desearle suerte.

El pretexto de haber cumplido 30 años le sirve para hablar de la buena edad en que se encuentra "El hecho de tener dos películas en cartel es un accidente", afirma, "que no incide a priori en este momento que empiezo a pasar ahora, en el que me planteo un tanteamiento del mercado internacional. Trabajar fuera nunca es muy cómodo pero quiero una salida, y aunque sé que es muy complicado y que posiblemente no va a pasar nada, voy a intentarlo".

Arias señala que tiene a su favor el éxito de Camila, el filme argentino de María Luisa Bemberg que fue candidato al oscar a la mejor película extranjera el pasado año y que ha estado en las carteleras de Londres 18 semanas. También destaca el aumento de la influencia latina en Estados Unidos -según dijo, Camila ocupó el puesto 17º en la lista de recaudación que elabora la revista norteamericana Variety-. Confiesa que ha tenido "buena suerte" con sus películas, ya que todas, excepto Fuego eterno, han "funcionado bien". Entre ellas destacan Beam, de Jaime Chávarri, y Demonios en el jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón, y la serie de televisión Anillos de oro, de Pedro Masó.

El actor considera que con su trayectoria -a la que se suma ahora Tiempo de silencio, filme en el que su personaje es sujeto, objeto y narrador de la historia- se viene abajo su encasillamiento como actor de moda. "Es posible que para muchos siga siendo un galán de moda hasta los 40, y a galán de moda en decadencia".

El protagonista de La muerte de Mikel se muestra ambicioso al decir que su preocupación esél mismo y su trabajo. La popularidad, el hecho de que se le persiga para saber qué hace y con quién va, "el mogollón", dice, "no me tia ayudado nada. No entiendo a quienes les importa más si me rompo una pierna o si tengo ciática que si liago o no un buen filme".

Imanol Arias reconoc:e que Ipasó una "fiebre" de pedantería cuando tenía 24 años y empezaba a ser conocido. "No me importaba montar el número", señala, "hasta que me quedé sin esos amigos que me decían que me estaba volviendo idiota y que mi ego me lo debería comer yo. Ahora me gusta el pretexto de mis películas para hablar de muchas cosas, sin más".

El próximo martes viajará a Guínea Ecuatorial para iricorporarse al rodaje de Bandera negra, de Pedro Olea, película en la que representa a un jefe de una. pandilla, un personaje violento. "Yo no he pegado una bofetada en mi vida", señala, "pero me alegro de tener que buscar otros mecanismos de actor para convertirme en un tipo duro e implacable".

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