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COEXISTENCIA POLÍTICA EN PARÍS

El Gabinete reflejará el difícil equilibrio entre los dos grandes grupos de la derecha

Soledad Gallego-Díaz

El nuevo Gobierno francés será, antes que nada, la traducción de un difícil equilibrio entre los dos grandes grupos que forman la nueva mayoría parlamentaria, la Asamblea para la República (RPR) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF).Entre las personalidades centristas pertenecientes a la UDF cuyos nombres circulaban ayer en Francia como futuros ministros figuran el joven y dinámico François Leotard (presidente del Partido Republicano y delfín de Valéry Giscard d'Estaing), al que se relaciona con el Ministerio de Defénsa o de Cultura; André Rossinot, presidente del Partido Radical, que ha expresado públicamente su deseo de entrar a formar parte del Gabinete, o el número dos del partido, Etienne Dailly, y Pierre Mehaignerie, del Centro Democrático y Social. Algunos medios adelantaban también el nombre de Alain Madelin, mano derecha de Leotard.

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Chirac anunciará hoy la composición del nuevo Gobierno francés

Por parte del RPR no resultaría sorprendente el nombramiento de Jacques Toubon, aunque se considera, por otro lado, que es insustituible como número dos del partido, y los del economista Alain Juppé o de Edouard Balladur. Existen más dudas sobre Charles Pascua, presidente del grupo RPR en el Senado, porque, según algunas fuentes, Mitterrand ha indicado que le no le aprecia especialmente". Otro nombre citado como probable ministro de Exteriores es el de Jean-Bernard Raimond, embajador en Moscú, y que previamente estuvo en Marruecos y en Polonia. Diplomático de carrera, fue durante dos ocasiones asesor del ex presidente George Pompidou.

Los nombres de Jacques Chaban-Delmas, alcalde de Burdeos, y del propio Valéry Giscard d'Estaing fueron relacionados, por otra parte, con la presidencia de la Asamblea Nacional.

Los nuevos ministros tendrán que contar con el visto bueno del presidente de la República que, según la Constitución, es quien les nombra. El primer Gobierno de Chirac contará probablemente, con una coherencia especial, entre otras cosas porque ya no existirá el riesgo, muy frecuente durante la V República, de que un ministro puentee al Jefe del Gobierno para recurrir directamente al jefe del Estado.

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