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Las divisas de Manuel Lao interceptadas en lrún iban destinadas a un banco de Ginebra

Los 30 millones de pesetas localizados por la Brigada de Delitos Monetarios el pasado día 12 de febrero en el interior del vehículo de Antonio Sorozábal, cuando intentaba pasar la frontera de Irún (Guipúzcoa), iban destinados, al parecer, a un banco de Ginebra (Suiza) según medios allegados a la abogacía. Parte de este dinero había sido entregado al transportista detenido por un familiar del industrial del juego de Terrassa Manuel Lao Hernández, mientras el resto era propiedad de otros dos industriales catalanes.

El pasado lunes 10 de marzo, el juez de delitos monetarios de Madrid, Alfonso Barcala y Trillo de Figueroa, empezó a tomar declaración a las personas presuntamente implicadas en el tráfico de divisas descubierto en Irún. La primera persona que declaró fue el transportista Antonio Sorozábal, quien se ratificó en la versión que semanas antes había dado al juez de San Sebastián y a la brigada de delitos monetarios sobre el origen y el destino del dinero aprehendido. Sorozábal, al parecer, reconoció también en esta declaración haber evadido con anterioridad otros 10 millones de pesetas, propiedad de un industrial de Madrid.Sorozábal, que desde el día de su detención se encontraba detenido en la prisión de Martutene (San Sebastián), fue trasladado a Madrid el pasado 7 de marzo, donde ingresó en la prisión de Carabanchel. En medios jurídicos ha causado cierta extrañeza este traslado, que se considera inhabitual en la instrucción de este tipo de delitos. Tres días después de que Sorozábal prestara declaración, se personó ante el juzgado de delitos monetarios un abogado, colegiado en Barcelona, que por encargo de dos clientes había entregado cuatro millones de pesetas al transportista. La entrega de este dinero se efectuó en plena calle, frente al número 18 de la calle Ganduxer, después de que Sorozábal contactara telefónicamente con el abogado.

El "Chino"

El letrado no conocía al transportista, pero sus clientes le habían dado instrucciones para que entregara el dinero a una persona que se identificaría con el sobrenombre de Chino.EI dinero entregado por el abogado barcelonés al transportista era propiedad de dos industriales catalanes que intentaban hacerlo llegar a Suramérica a través de un banco de Ginebra (Suiza). Dos millones de pesetas provenían, según se asegura, de la venta de diferentes bienes de una empresa, dedicada a la limpieza que hace cerca de cinco años presentó suspensión de pagos. El propietario de esta firma, que actualmente reside en Brasil, pretendía recuperar así parte del patrimonio que había dejado en España. Los restantes dos millones de pesetas, también entregados por el abogado a Sorozábal, eran propiedad de otro industrial barcelonés y, al parecer, eran parte de una herencia que intentaba hacer llegar a un hermano residente en Caracas.

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