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EL REFERÉNDUM SOBRE LA OTAN

Weinberger cree que la permanencia de España en la OTAN es "un añadido valioso a la seguridad occidental"

Francisco G. Basterra

"La permanencia de España en la OTAN es un añadido muy valioso a la seguridad occidental, pero lo aparentemente ajustado del voto en el referéndum es una razón para no comentar extensamente este asunto", afirmó el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, preguntado por EL PAÍS sobre las implicaciones que podría acarrear la salida de España de la Alianza. El jefe del Pentágono mantuvo la cautela observada por la Administración Reagan ante la consulta, y añadió que "la continuidad de una OTAN fuerte, unida y amplia es una contribución muy valiosa para la seguridad de todos".

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Lo que preocupa a Washington no es fundamentalmente el resultado de la consulta, que confía que ofrezca un resultado favorable al Gobierno González por un margen mínimo, sino el ejemplo dado por España a otros países por la celebración de un referéndum sobre cuestiones de seguridad y defensa. Es un mal ejemplo para otros países de la Alianza, que podrían verse tentados de utilizar este instrumento en el futuro para dilucidar sus dudas sobre la OTAN o zanjar cuestiones de seguridad , dijeron fuentes del Departamento de Estado. En todo caso, el referéndum es una cuestión de tercer orden en la agenda de Estados Unidos y no despierta la atención que cabría esperar de la posibilidad, aunque sólo sea teórica, de que España sea el primer país que salga de la Alianza Atlántica.Diplomáticos de otros aliados, como el Reino Unido y Francia, consultados por EL PAÍS en Washington, han mostrado más preocupación por el referéndum que la Administración Reagan. Esta falta de interés y la ausencia de debate refleja la escasa importancia que aún se le concede a España por la Administración norteamericana. A pesar del ingreso en Europa se sigue viendo a España como a un país no plenamente moderno y que aún no forma parte de la corriente general europea occidental. La aproximación a España en el Gobierno sigue siendo a través del prisma de la seguridad del flanco sur, o flanco pobre, de la OTAN, donde se nos integra junto a Portugal, Grecia y Turquía. España es el único país europeo, excepto los citados, que recibe ayuda militar del presupuesto de EE UU.

Resignada espera

La Administración de Reagan aguarda con resignación un resultado sobre el que, curiosamente, no ha podido influir, aunque sí ha enviado mensajes a las fuerzas conservadoras españolas, que éstas no parecería haber atendido. Washington echó también una mano a los socialistas al aceptar, el pasado diciembre, negociar una reducción de la presencia militar norteamericana en España, algo que González necesitaba como baza interna. Pase lo que pase, nadie, en la Administración americana, piensa realmente que España vaya a salir definitivamente de la OTAN, y la preocupación reside más bien en saber qué tipo de miembro de la Alianza será España, con las limitaciones marcadas por el Gobierno español, o si, como se confía en el Pentágono, nuestro país se deslizará poco a poco hacia la plena integración militar.Un camino hacía esta integración, "que España se dará cuenta poco a poco que es su interés", según una fuente del Pentágono, es "ofrecido" por la condición impuesta por EE UU a la reducción de su presencia militar en nuestro país: que España asuma el papel y las misiones que las fuerzas norteamericanas cumplen ahora desde las bases en España, algunas de ellas claramente OTAN. Otras misiones vienen impuestas por la posición de EE UU como superpotencia, por ejemplo las enfocadas hacia Oriente Próximo, y difícilmente serán nunca realizadas por el Ejército español.

Medios gubernamentales admiten que las consecuencias de un no serían sobre todo políticas y psicológicas, con efectos sobre otros miembros de la Alianza. Pero la OTAN, asegura un comentarista militar, podría vivir perfectamente sin España, como lo ha hecho en sus primeras tres décadas, y el verdadero significado de la presencia de España en la Organización es político. Constituye un ejemplo de solidaridad occidental en un momento difícil del diálogo Este-Oeste, que sería muy negativo alterar y dañaría las negociaciones de control de armamentos.

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"El referéndum se ha convertido en una consulta sobre la relación de España con EE UU", dijo ayer The New York Times en un editorial titulado 'La elección de España: hacia Occidente o marcha atrás'. El triunfo del no, afirma el diario, "no sólo afectaría al Gobierno González. Los sentimientos aislacionistas despertados en la izquierda y la derecha podrían bloquear los planes de cualquier Gobierno futuro para vincular más a España al mundo moderno occidental".

The New York Times opina que la OTAN "podría soportar una salida de España, y el pacto bilateral con EE UU también aguantaría una derrota electoral de la Alianza". El editorial asegura que "el país que más tiene que perder con un voto negativo inspirado por el nacionalismo es España. Desengancharse de la OTAN podría poner en peligro su esfuerzo, después de décadas de aislamiento, de ponerse a la altura de sus vecinos. Sería una lástima que la manipulación política de pasadas diferencias transatlánticas comprometiera ahora el futuro europeo de España".

Un precio "demasiado alto"

Un provocador artículo escrito por un ex funcionario del Departamento de Estado en la primera Administración Reagan, Jed Snyder, publicado la semana pasada en The Wall Street Journal, afirmó que "el precio pedido por el Gobierno español es demasiado alto" y que "el consejo de la OTAN debe considerar decir públicamente 'no, gracias', y anunciar que puede vivir sin otro aliado incierto en el flanco Sur".El articulista pedía que Reagan autorizara a su embajador en la OTAN a proponer al Consejo Atlántico que éste pida a Felipe González el retraso del referéndum hasta que la OTAN determine si las condiciones impuestas por González son compatibles con la misión militar de la Organización. Snyder reconoció a EL PAÍS que su posición es minoritaria en la Administración y circunscrita a medios universitarios.

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