El jefe de la fuerza aérea de Ecuador se niega a acatar su destitución, decretada por el presidente Febres Cordero
La profunda crisis militar abierta en Ecuador el viernes, a raíz del enfrentamiento entre el jefe de la fuerza aérea, general Frank Vargas Pazos, y el ministro de Defensa, general Luis Piñeiros, que motivó la destitución del jefe de la aviación -aunque éste se ha negado a acatarla-, continuaba ayer, mientras el destituido comandante en jefe de la fuerza aérea permanecía atrincherado en una base de la ciudad costera de Manta y se negaba a obedecer la orden de su destitución fulminante, decretada por el presidente de Ecuador, León Febres Cordero.
El general Vargas fue destituido a raíz de un incidente con el ministro de Defensa que derivó en un intenso intercambio de disparos de metralleta en el interior del edificio del Ministerio de Defensa, en pleno centro de Quito.Vargas, que además ocupaba el cargo de jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas de Ecuador, acusó al ministro de Defensa y al comandante del Ejército, general Manuel Albuja, de "continuos atropellos a sus inferiores" y de dedicarse a actividades, que calificó como "atracos y robos", de las que aseguró tener "documentos y pruebas suficientes". Por ello, el general Vargas no dudó en pedir "la destitución" de Piñeiros.
El intercambio de palabras entre ambos militares en el Ministerio de Defensa acabó en un tiroteo entre solidados. de los ejércitos de Tierra y Aire.
Poir el momento, se desconoce si en dicho enfrentamiento se produjeron bajas.
El presidente ecuatoriano reaccionó disponiendo la destitución fulminante de sus cargos de Vargas, orden que el general se negó a acatar por considerarla "un acto injusto". Es más, proclamó su decisión de defender al propio presidente, Febres Cordero, de "los malos elementos" que le rodean. Dicho lo cual, se trasladó a la base aérea de Manta, en la que anoche aún permanecía, refugiado.
Amistad personal
La actitud presidencial no ha sorprendido a los ecuatorianos, ya que, aparte de inscribirse en el marco de las estrictas ordenanzas militares, el presidente Febres Cordero mantiene una estrecha amistad con su ministro de Defensa, considerado uno de los hombres fuertes del Gobierno.El general Piñeiros acompaña permanentemente al jefe del Estado en sus viajes, hasta el punto de que desde sectores de la oposición se comenta que, más que un ministro de Defensa, Piñeiros parece el edecán del presidente, ya que está junto a él en todos los actos oficiales y privados.
El general Vargas Pazos asegura que cuenta con el respaldo de la fuerza aérea y de la Marina, cuyos mandos, sin embargo, mantienen por ahora un prudente silencio.
Febres Cordero, en un intento para calmar la tensión, declaró ayer: "En Ecuador no pasa nada, absolutamente nada; lo digo yo, el presidente de la República". Al mismo tiempo, desmintió que se estuviera produciendo en el país "un golpe de Estado o una revolución" y expresó que "la situación está bajo control".
Llamamiento del Parlamento
El Parlamento ecuatoriano se reunió anoche a puerta cerrada de forma urgente para analizar la situación. Al concluir la sesión, emitió un comunicado en el que hacía un llamamiento al mantenimiento del orden constitucional, al tiempo que pedía actuar con "serenidad y sensatez". Los diputados dijeron en su nota que habían resuelto "mantenerse a la expectativa".El general Vargas Pazos, desde su refugio, pidió la mediación del vicepresidente de Ecuador, Blasco Peñaherrera, y del presidente del Congreso, Averroes Bucaram, para evitar "una guerra fratricida" y se ratificó en su decisión de no acatar la orden de destitución.
El Gobierno, por su parte, guarda silencio sobre la situación y ha nombrado al general Jorge Andrade como nuevo comandante de la fuerza aérea, en sustitución del amotinado general Vargas.
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