No hay luto oficial en Suecia, el dolor está en la calle
El Gobierno sueco no decretó duelo oficial por la muerte del primer ministro Olof Palme, asesinado el viernes pasado. La justificación, según su sucesor, es que el pueblo lo ha hecho espontáneamente. La actividad del país volvió ayer a su ritmo normal tras un triste y emocionado fin de semana. Las banderas ondean a media asta en los edificios públicos únicamente sigue izada la enseña en el palacio real, donde, según la tradición, sólo se arría por la muerte del monarca. La casa real ha anunciado que el día de los funerales, el 15 de marzo, la bandera sueca ondeará allí también a media asta.
Sin histeria, pero con lágrimas contenidas, que no son frecuentes en los rostros suecos fuera de la intimidad, el pueblo sigue bajo el peso de una enorme congoja. En las grandes ciudades y en las pequeñas aldeas del interior, muchedumbres que iluminan con antorchas la prematura noche del invierno sueco siguen congregándose para rendir homenaje a un hombre valorado por encima de diferencias ideológicas. El espectáculo es inusual en este país, donde el ciudadano no comprometido con alguna causa no es propenso a participar en manifestaciones masivas.Igualmente emotivo fue el homenaje tributado ayer durante la inauguración de la 34º Sesión del Consejo Nórdico, en Copenhague. El asiento que debió haber ocupado Olof Palme al frente de la delegación de su país estaba cubierto de flores. El presidente de turismo, el islandés Pall Petursson; el primer ministro de Dinamarca, Pal Schlüter; el de Finlandia, Kalevi Sorsa, y el de Noruega, Kare Willoch, elogiaron, con un auténtico sentimiento de pesar, las cualidades políticas y humanas de Palme.
El matutino independiente sueco Dagens Nyheter publicaba en su edición de ayer el texto íntegro de una entrevista concedida por Palme en su domicilio, unas horas antes de su muerte, al periodista Ingvar Ygeman, redactor jefe de Statsanstalld, el periódico de los funcionarios estatales.
En la entrevista se abordaron diversos temas de política nacional e internacional. Palme se mostró optimista. "Durante largo tiempo", dijo, "la situación entre las superpotencias ha estado congelada. Pero ahora hay indicios evidentes de un verdadero deshielo. La desconfianza se disipa como la bruma en una temprana mañana de primavera. Aumenta cada día el número de personas comprometidas con la causa de la paz y ello es positivo porque una amplia opinión pública influye fuertemente en dirección a la paz y el desarme. Yo veo el año 1986 como un año de grandes posibilidades".
Entre las cuestiones tratadas en la entrevista, el periodista le manifestó haber encontrado, en un reciente viaje al extranjero, un enorme interés por la denominada tercera vía política emprendida por Palme y la socialdemocracia sueca y le preguntaba cómo interpretaba él ese hecho. Olof Palme confirmó que ese interés era extraordinariamente fuerte y recordó que Felipe González, Andreas Papandreu y François Mitterrand, entre otros, habían estudiado la experiencia sueca. Cuando, al final de la entrevista, el fotógrafo, John Wahlbarj, le pidió que posara, el primer ministro se recostó junto a una ventana que daba a la calle. "¿No es un poco peligroso que se sitúe ahí?", le dijo el fotógrafo. Palme sonrió y dijo: 'Nadie sabe qué puede haber allí afuera".
Desde el año 1792, cuando el rey Gustavo III fue asesinado por un oficial de la guardia, no ocurría en Suecia un suceso semejante.
Paralelamente, la agencia soviética Tass acusó ayer a la Agencia central de Inteligencia norteamericana (CIA) de responsabilidad directa en el asesinato de Palme.
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