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Samuel Beckett rompe una tradición y firma un manifiesto en apoyo de la política cultural francesa

Soledad Gallego-Díaz

Jérôme Lindon, director de la editorial De Minuit, sacó un, papel del bolsillo y preguntó suavemente: "¿Firmarías un manifiesto en apoyo de la política cultural, del actual Gobierno francés?". Samuel Beckett, su interlocutor, tomó una pluma y, sin comentarios, estampó su nombre.

Por primera vez, el más prestigioso intelectual europeo ha aceptado pronunciarse públicamente a favor de un Gobierno, sabiendo además que su llamamiento tendría repercusión política, puestei que sólo faltan tres semanas para que se celebren las elecciones legislativas francesas.En total, cerca de 100 intelectuales y artistas de todo el mundo, la auténtica elite de la cultura occidental, han firmado un manifiesto que dice: "Desde hace cinco años, y gracias al apoyo del presidente de la República y de Jack Lang, Francia conoce un formidable impulso cultural y ha recuperado un gran prestigio intelectual. Consiga que ese movimiento continúe".

Beckett, "un hombre sobrenaturalmente discreto", según Cioran, no ha dado ningún tipo de explicaciones. Otros firmantes, como el escritor británico Lawrence Durreli, aseguran que han aceptado no porque estén próximos ideológicamente al Partido Socialista Francés, sino porque querían rendir homenaje a la política cultural de Frangois Mitterrand y de su mínistro Jack Lang, un hombre que ha animado la vida intelectual y artística francesa y que ha logrado presupuestos desconocidos en otras latitudes.

La lista de firmantes constituye, sin duda, el sueño dorado de cualquier responsable de Cultura: Graham Greene, Arthur Miller, Gabriel García Márquez, Umberto Eco, Alberto Moravia, Peter Brook, Jorge Amado, Susan Sontag, Marguerite Yourcenar, Simone de Beauvoir, Anthony Burgess, Ingmar Bergman, Andrzej Wajda, Akira Kurosawa, Francis Ford Coppola, Alan Pakula, Ettore l,Scola, Oscar Niemeyer, Kenneth Galbraith, Zubin Melita, Luciano Berrio, Yves Saint-Laurent, Elizabeth Taylor, Vittorio Gassman, Catherine Deneuve...

El ministro de Cultura, profesor de Derecho y antiguo director del Festival de Teatro de Nancy, ha conseguido además ser uno de los miembros más populares del Gabinete, hasta el extremo de poder decir ante los micrófonos de una emisora de radio: "Amigos míos, si quieren que siga siendo ministro, no hagan el idiota el día 16" (fecha de las elecciones).

Declive de los comunistas

El Partido Socialista Francés -o, mejor dicho, François Mitterrand- ha prestado siempre una gran atención a su relación con los intelectuales y artistas, no sólo fraceses, sino también extranjeros. Mitterrand, que es un hombre excepcionalmente culto y buen escritor, ha cultivado cuidadosamente su amistad personal con escritores, directores de cine, pintores o arquitectos, y su llegada al Elíseo no modificó esa costumbre. En el plano político, los socialistas se han beneficiado además del declive del Partido Comunista Francés, del que ha huido desde 1977 gran número de intelectuales. El PS desarrolló entonces una inteligente política de atracción, y si bien no se tradujo en adhesiones masivas, al menos provocó una corriente de simpatía."La simpatía se mantiene hasta hoy, pese al ejercicio del poder, como lo demuestra este manifiesto. Al margen de connotaciones ideológicas, hay que reconocer que la política cultural llevada a cabo ha sido positiva", explica uno de los firmantes. Lang ha conseguido un aumento espectacular del presupuesto destinado a animar el panorama cultural. En 1986 contará con 10.000 millones de francos (unos 200.000 millones de pesetas), cifra impensable antes de su llegada al Gobierno. Jack Lang se ha esforzado en ampliar el campo de la cultura oficial. La moda, la gastronomía, los comics o el vídeo han pasado, gracias a él, a ocupar una plaza dentro de las artes. Más de 100 pintores y escultores de todo el mundo han recibido encargos públicos del Gobierno francés, y la arquitectura ha experimentado un renacimiento, con proyectos tan importantes como la reforma del palacio del Louvre, el nuevo teatro de la óperado el nuevo Museo D'Orsay. Directores de cine como Kurosawa o el egipcio Yousef Chahine han podido rodar gracias a las subvenciones del Ministerio de Cultura francés, empeñado, por otra parte, en proteger a la industria cinematográfica nacíonal y europea frente a la competencia norteamericana.

Lang es además el responsable de dos leyes destinadas a proteger los derechos de autor y a favorecer el desarrollo de la industria editorial. "Su ley del libro", afirma Jéróme Lindon, "ha permitido que, en plena crisis económica, los editores mantuvieran su producción sin que los lectores tuvieran que pagar un céntimo más".

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